La irresponsabilidad de ignorar la crisis económica

Este gobierno concentró su estrategia en algunos programas sociales prioritarios y en tres grandes obras de infraestructura, pero se desinteresó del resto de los temas.

La pandemia el Covid-19 fue ignorada de entrada y de ahí los mensajes del primer mandatario para convivir y su desprecio al uso de las medidas mínimas de protección, como el tapabocas.

La crisis económica se creó por este gobierno desde el primer día de su mandato y se profundizó por la pandemia, pero también fue minimizada, tanto por el presidente de la República como por su secretario de Hacienda, para quienes “vamos bien” y “la recuperación ya está produciendo”.

Los datos dicen otra cosa. La economía viene en caída libre y es probable que el PIB termine este año con un desplome mayor al 10 por ciento.

La industria turística prácticamente ha desaparecido; la inversión muestra caídas históricas; la producción industrial se deslomó a niveles de hace 30 años. En general, todas las cifras oficiales indican que estamos enmedio de una crisis económica como no se ha visto en los últimos 50 años.

Desde luego, una crisis económica tiene severos efectos en el nivel de vida de la población en general, en la medida que caen los ingresos y desaparecen las oportunidades.

Uno de los indicadores más reveladores de que el problema económico evoluciona a una crisis social es el número de desempleados, de personas que perdieron su trabajo por la pandemia y que en este momento no tienen ninguna esperanza de recuperarlos.

Las cifras de este caso también hablan de un problema social que no hemos visto en las últimas décadas.
En abril y mayo se perdieron 12 millones 180 mil empleos; 12.4 millones desaparecieron en mayo y 280 mil, en abril.

De este gran total de personas que se quedaron sin trabajo, 3.7 millones son empleos formales, de los cuales 900 mil estaban inscritos en el Seguro Social y 2.8 millones, siendo trabajos formales, no estaban en el IMSS.

En el mercado de la informalidad los datos nos hablan de una verdadera tragedia; 8.4 millones de personas se quedaron sin trabajo.

Aún se recuerdan las cuentas del primer mandatario en las que decía que se perderían empleos en abril, menos en mayo, menos en junio, hasta llegar a la maravilla de un mes en el que no se crearían empleos, pero tampoco se perderán.

Pues eso no ha sucedido, por la simple y sencilla razón de que el gobierno no tiene una estrategia congruente y suficiente para enfrentar los efectos económicos de la pandemia y de las decisiones gubernamentales que han alejado la inversión.

El presidente se niega, por un tema de ignorancia, a tomar medidas contra cíclicas para enfrentar la crisis económica.

Esa decisión es la que ha destruido millones de puestos de trabajo y ha hundido a millones de familias en la pobreza.

No es sino una irresponsabilidad gubernamental cuyos costos son impredecibles.

Hasta el próximo lunes, y mientras, no deje de seguirme en mi página de Facebook Perspectivas de Luis Enrique Mercado.

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