
Viruela del mono. | Foto: Cortesía.
En México en la alza de contagios; suman ya 147 casos confirmados en 18 estados.
MÉXICO.- Desde la aparición de casos de viruela del mono en países europeos como España y en otras partes del mundo, incluido México, aún hay muchas dudas respecto a los síntomas y lesiones en la piel que causa este virus.
Dermatólogos españoles junto con otros especialistas de otros países fueron invitados a participar en una recogida de datos de esta enfermedad desde el 28 de mayo al 14 de julio del 2022.
Así que , para este estudio, se incluyeron aquellos pacientes que presentaron un resultado positivo en alguna de las tomas realizadas para Orthopoxvirus o Monkeypox virus (MPXV).
Por otro lado, se realizó una encuesta a través de la plataforma REDCap en la que se recogieron datos de carácter clínico, demográfico y epidemiológico, determinando los siguientes resultados.
La mayoría de las lesiones comienzan en la zona genital, facial, perianal o en las extremidades. Sólo el 11% presentaron lesiones circunscritas o aisladas.
La lesión fundamental de la viruela del mono. Aunque se hable de pústulas, lo que se ha observado es que estas constituyen pseudopústulas, ya que contenido es sólido y blanquecino.
Por otro lado, las lesiones presentan un centro necrótico y un halo eritematoso que les otorga su aspecto característico. Asi que, a medida que evolucionan estas lesiones, adquieren un aspecto más purulento, necrosado o incluso ulcerado.
Esto es fundamental para ayudar en su reconocimiento por parte, de dermatólogos, pero también de profesionales sanitarios que no están acostumbrados a valorar lesiones cutáneas.
Los síntomas notificadas por los pacientes son variables, algunas son dolorosas y se asociaron a la inflamación de los ganglios regionales (linfadenopatía).
Otras manifestaciones menos frecuentes, son:
Estas lesiones aparecen de manera aislada, junto con las lesiones cutáneas o precozmente. Es importante conocer su relación con el virus para realizar el diagnóstico adecuado.
Todos los pacientes presentaron:
En la mayoría de las veces estos síntomas aparecen entre dos y tres días antes de la aparición de lesiones cutáneas.
La necesidad de hospitalización es casi anecdótica, solo 4 casos, es decir, el 2% del total, y solo se realizó para controlar el dolor o para la vigilancia preventiva de aparición de síntomas severos (disfagia severa, conjuntivitis y sospecha de perforación).
Es importante mencionar que ninguno de los pacientes falleció.
Todos los enfermos de dicha muestra son hombres, la mayoría con múltiples parejas sexuales en las semanas previas a la aparición de los síntomas.
Otros datos epidemiológicos de interés observados son:
Un aspecto importante, es que la presencia de infección concomitante de VIH (con buen control virológico) o la vacunación previa a la viruela humana; no se asoció a mayor o menor severidad de la enfermedad.
El período de incubación, desde la exposición sospechosa, hasta el inicio de los síntomas es de 6 días (con un intervalo de entre 4 y 9).
Las lesiones cutáneas son una manifestación clave de la infección. Su comienzo es de forma sólida a partir de pseudopústulas que posteriormente se necrosan y se pueden ulcerar.
Los síntomas sistémicos aparecen en la mayoría de pacientes infectados, el hallazgo es importante para la detección precoz; sobre todo para los que hayan tenido contacto con otra persona diagnosticada.
Es una enfermedad leve en la mayoría de los casos. Especial atención a la sintomatología atípica como la proctitis, las lesiones en la vía aérea y los panadizos.
Aunque el brote actual se produzca en su mayoría en hombres con prácticas de riesgo, hay la posibilidad de que se produzcan casos en pacientes de un perfil diferente.
El arma principal para el control del brote es insistir a los pacientes con dicho diagnóstico de cumplir el periodo de aislamiento recomendado.
Disponer de la vacuna, podrá ayudar a inmunizar a los contactos de los casos confirmados o a toda aquella persona que pueda tener más riesgo de adquirir la enfermedad.