Un 10 de mayo diferente

Como usualmente ocurre, todas y todos salieron a sus casas corriendo para llegar a la casa de sus madres, o a casa con sus hijas e hijos para celebrar este Día de las Madres.

Este 10 de mayo, como todos los días salí a caminar por Reforma, se trataba de una mañana diferente pues la Ciudad no se encuentra tan transitada como normalmente lo está, acudí a mi oficina, recibí algunas llamadas en las que solicitaban se autorizaran algunas operaciones del área de la que me encuentro a cargo.

Como usualmente ocurre, todas y todos salieron a sus casas corriendo para llegar a la casa de sus madres, o a casa con sus hijas e hijos para celebrar este Día de las Madres, sin embargo, desde hace 5 años, mis felicitaciones en vez de correr a casa para celebrar a mi madre y darle un cariñoso abrazo se convirtió en llamada telefónica, y los abrazos de mis hijos me los dan a través de un mensaje o una llamada en donde me dicen lo mucho que me aman y en donde charlamos y escucho los orgullosos que están de tener una madre que lucha por sus sueños.

Después, celebró de manera diferente, acudo con mis dos amigas de toda la vida a algún rincón de la Ciudad que no conozcamos, nos tomamos juntas una copa de vino y reímos toda la tarde. Finalmente, ya caída la noche llamamos como todos los días a nuestros hijos, madres.

Debo confesarles que el primer año que hicimos esto, fue muy complicado, el sentimiento de culpa de no estar con mi madre me invadía, pero el más fuerte era el no estar con mis hijos, pues los estereotipos de género que se forjan sobre las madres son sumamente poderosos, incluso me he considerado mala madre por no dedicarme 24 horas 7 días de la semana, los 365 días del año a la crianza de mis dos hijos.

Los estereotipos de género a las madres nos estigmatizan, nos clasifican en buena o mala madre, ha sido un proceso de deconstrucción personal en el que he trabajado mucho, y creo que en algún momento todas las madres nos enfrentamos a estándares idealizados imposibles de cumplir, que solo nos generan culpa o ansiedad.

Después de mucho trabajo interno comprendí que las mujeres no nos debemos sentir culpables por intentar de ese 47% de madres que se encuentran desarrollándose profesionalmente, al contrario, es un orgullo que seamos parte del cambio para las muevas generaciones, pues solo así lograremos revertir desigualdad laboral.

De acuerdo con el INEGI, las mujeres que ejercen su maternidad y deciden incorporarse al mercado laboral, suelen sacrificar sueldo o desarrollo profesional, buscando horarios más flexibles o trabajos de medio tiempo, incluso algunas optan por labores informales buscando combinar su vida personal y profesional, ¿pero por qué?

La respuesta no es unifactorial, se trata de una cadena de situaciones que enfrentamos las mujeres a diario cuando ejercemos nuestra maternidad, sin duda una de las grandes asignaturas pendientes del Poder Legislativo es la creación de un Sistema Nacional de Cuidados, que brindará los servicios necesarios para que los trabajos de cuidados y del hogar no impliquen un obstáculo para el desarrollo profesional de las mexicanas.

En este sentido, desde el Grupo Parlamentario de Morena se encuentra analizando esta normatividad, para que no se trate de una utopía para las mujeres, sino que se transforme en una realidad y se avance hacia una verdadera igualdad de género.

Esta propuesta, coadyuva a que esos estigmas de mala madre, madre ausente y todos esos calificativos usados comúnmente vayan poco a poco desapareciendo, que las mujeres que estamos en puestos de toma de decisiones no seamos “malas madres”.




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