Nuestro enemigo el auto I

Ricardo González.
Ricardo González.

Desde que apareció el motor de combustión interna, los seres humanos nos apropiamos de él, con grandes pero imperceptibles empujones de las compañías de autos. Las ciudades y todo asentamiento humano comenzaron a ser diseñados, pensados, repensados y remodelados en función del auto. Para muestra las calles Allende y Aldama en el centro histórico de … Leer más

Desde que apareció el motor de combustión interna, los seres humanos nos apropiamos de él, con grandes pero imperceptibles empujones de las compañías de autos.

Las ciudades y todo asentamiento humano comenzaron a ser diseñados, pensados, repensados y remodelados en función del auto. Para muestra las calles Allende y Aldama en el centro histórico de Zacatecas, las cuales originalmente eran pequeños callejones.

En los sexenios de Monreal y de Amalia el boulevard fue convertido en la vía “rápida” y sin semáforos que es hoy en día.
En el pasado sexenio y el presente quinquenio fue construida la vialidad Felguérez, que sigue confirmando la automovilcracia: todo construido por y para el auto.

La zona metropolitana de Zacatecas (ZMZ), tiene una dualidad casi inquebrantable: las personas viven en Guadalupe y trabajan en Zacatecas. Lo que hace del bulevar un nudo vial en un sentido por la mañana y en el otro por la tarde.

Junto a esa razón, la UAZ, concentra en su campus Siglo XXI a un gran número de estudiantes, de los cuales no podemos generalizar su domicilio, pero sí su destino por las mañanas.

Si le sumamos, que en el mismo rumbo poniente de la ciudad además de la ciudad peluche (administrativa) y la UAZ, también se localiza el Tecnológico, el IPN, el Hospital General y otra serie de oficinas de gobierno.

Hace que los habitantes de la ZMZ se movilicen de un extremo al otro el mismo día.

Hasta este punto se estará preguntando estimado lector ¿y el automóvil?, bueno pues comencemos con algunos datos.

Dice el economista de Harvard Tony Seba que sólo utilizamos nuestro vehículo el 4% del tiempo el otro 96% permanece estacionado. Además los autos son junto con la industria pesada los mayores productores de gases invernadero y de CO2.

Aunado a ello Seba menciona que la mayor parte del tiempo utilizado del auto, sólo lo hace un solo ocupante, lo que multiplica el daño ambiental.

Esto sin tener en cuenta la cifra real de muertos por accidentes de tráfico, y que además en nuestro país a diferencia de Estados Unidos o Europa el consumo de alcohol y el volante se combinan más de lo que se puede admitir.

Tener un auto hace que una parte considerable de nuestros ingresos se destinen al mantenimiento de este, mientras menor el ingreso mayor el porcentaje destina para ellos, añade Sabe.

Además de ser ladrones de nuestra salud, de nuestro planeta, de nuestras vidas, se adueñan del espacio que debiera ser para las personas.

¿Cuánto espacio público está destinado para el auto? ¿Hay paridad de relación entre las zonas de áreas verdes y de recreación?

Continuará…

*Profesor UAZ




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