Reivindiquemos los libros de texto

La educación a distancia, además de los problemas de conectividad que ya hemos señalado, limita el aprendizaje ya que no alcanza el nivel de comunicación en dos vías, pues el docente solo puede realizar un monologo hacia una pantalla.

El alumno puede apagar el audio y video y así no tenemos ni idea si aún sigue ahí; tal vez ya se durmió, está jugando o haciendo cualquier cosa, menos poner atención a la clase expuesta. Existen muchísimas fallas en esta vía unilateral. A lo largo de esta situación tan confusa nos olvidamos de la herramienta por excelencia de los contenidos y el hilo conductor de las materias que son los libros de texto.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación (Unesco) señala que los libros de texto no solo transmiten conocimiento, sino también valores sociales y una mayor comprensión de la historia y el mundo.

En muchos casos, los libros de texto son los primeros, y a veces los únicos que un joven llega a leer. Debemos aprovecharlos como la columna vertebral del proceso de enseñanza/aprendizaje gracias a todos sus beneficios, ya que ofrecen una experiencia lúdica, mantiene un formato de educación constructivista y crea una secuencia de conocimiento.

Estos textos vienen con cuestionarios de evaluación y lo más importante, si la madre desconoce del tema, ésta puede leer y documentarse.

Hay que respetar el avance programado de los libros de texto de acuerdo al calendario escolar, pedir que se trabajen en ellos por semana, y en las clases online, solventar dudas y resolver problemáticas específicas. Utilicemos y aprovechemos lo que la mayoría ya tenemos y sabemos usar.

No nos dejemos llevar por la moda del supuesto aprendizaje en línea a costo de abandonar la eficacia que han demostrado los libros de texto físicos, pues los resultados positivos en los procesos pedagógicos están avalados por todos los que hemos pasado por una escuela. Todos estamos familiarizados con ellos; los alumnos, madres y docentes.

En la plática diaria con mi hijo Isaías sobre por qué continuar con las tareas en línea y pedirle que avance en sus libros de texto, mi conclusión pedagógica es la misma que hace 30 años cuando trabajaba en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe): “Lo que vi lo olvidé, de lo que escuché me acuerdo, pero lo que viví fue lo que aprendí”.

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