Las mismas tentaciones

Sigifredo Noriega Barceló.
Sigifredo Noriega Barceló.

Hoy iniciamos el tiempo litúrgico de Cuaresma, año 2020. El signo de la ceniza pudiera parecer anacrónico, sucio, muy lejos de la sensibilidad del hombre digital de nuestro siglo. Sin embargo, el miércoles de ceniza sigue siendo el día del año que contabiliza más visitas a los templos. Impresiona ver llegar rostros que reflejan las … Leer más

Hoy iniciamos el tiempo litúrgico de Cuaresma, año 2020. El signo de la ceniza pudiera parecer anacrónico, sucio, muy lejos de la sensibilidad del hombre digital de nuestro siglo. Sin embargo, el miércoles de ceniza sigue siendo el día del año que contabiliza más visitas a los templos.

Impresiona ver llegar rostros que reflejan las huellas de la vida con sus luchas y fatigas; al mismo tiempo, muestran los deseos de volver a la iglesia donde han sido bautizados. Su decisión de pedir la ceniza muestra la aceptación de la condición humana, su origen, destino y circunstancias.

No hay persona que no permanezca unos minutos hablando con el Padre de todos después de recibir la ceniza. ¿Qué le habrán dicho? Quizás han orado sobre la existencia y sus tentaciones en tiempos de coronavirus y otros bichos que amenazan la paz, la vida, el entorno, el futuro.

Con este gesto sencillo, humilde y profundo nos hemos puesto, otra vez, en el camino de la conversión. Incluye volver a Dios, revisar en ambiente de fe la misión encomendada, alimentar la esperanza de una vida que valga la pena… No hay tiempo más oportuno para buscar y recibir el perdón generoso de Dios y rediseñar una vida cristiana más acorde al evangelio.

Contamos con cuarenta días para atravesar el desierto, celebrar la Pascua de Jesús y visualizar la nuestra. La Cuaresma convierte el tiempo de cada creyente en una oportunidad de oro para profundizar en la fe, cultivar el amor en todos sus modos, purificar las intenciones, afianzar las razones que dan sentido a la vida y lo que contiene.

La experiencia/testimonio de Jesús al hacer frente al Tentador es guía para quienes han decidido emprender este camino hacia la Pascua. El discípulo sabe que afrontará las mismas tentaciones, en nuevos entornos y escenarios. Sería buena inversión espiritual ir directamente al texto de Mateo, ponerse en los huaraches de Jesús, mirar con sus ojos y enfrentar con la palabra en el corazón las diatribas del maligno. ¿Qué tentaciones? En el fondo son las mismas de todos los seres humanos que buscan ser coherentes en el ser y estar ante los desafíos del mundo y de la iglesia.

Jesús venció la tentación a fuerza de oración, escucha, ayuno y amor sin reservas. Cómo nos vaya, va a depender de la atención a la palabra de Dios, la fe a prueba de todos los virus, la lucidez para vencer las descaradas tentaciones de la mundanidad, la confianza en el plan salvífico de Dios, la constancia en el amor sacrificado… la sencillez humilde para aceptar/vivir todos los días lo que inició el miércoles de ceniza.

“No nos dejes caer en la tentación…”, pedimos diariamente en la oración que Jesús, vencedor de todas las tentaciones, nos sigue enseñando. Sigamos el único camino que nos puede conducir a la abundancia y plenitud de la Pascua del Señor.
Bautizado, ¡ponte en marcha hacia la Pascua!

Dios derrame su misericordia sobre todos los peregrinos.

*Obispo de/en Zacatecas




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