La oportunidad de servir

Simitrio Quezada.
Simitrio Quezada.

Para quienes nunca hemos tenido una estabilidad laboral, quienes vamos de paso en el servicio público, es una gran oportunidad desarrollar en él nuestros talentos. Lo es para quienes no hacemos “concha” laboral, quienes no podemos ni queremos concebir la rutina como forma de vida, quienes no tenemos garantías de permanecer en un trabajo donde … Leer más

Para quienes nunca hemos tenido una estabilidad laboral, quienes vamos de paso en el servicio público, es una gran oportunidad desarrollar en él nuestros talentos. Lo es para quienes no hacemos “concha” laboral, quienes no podemos ni queremos concebir la rutina como forma de vida, quienes no tenemos garantías de permanecer en un trabajo donde sólo se ve el tiempo pasar o se simula cumplir con las obligaciones.

Lo que hacemos en favor de otros significa demasiado para quienes comprendemos que nuestra etapa es muy fugaz. Trabajar en el servicio público implica, para quienes no nos estacionamos, esa invaluable oportunidad para transformar comunidades. Conocemos a la gente y sus problemas, y tenemos la facultad de realmente servirlos desde espacios donde otros prefieren servirse, con recursos con que otros insisten en servirse.

La ciudadanización del poder comienza con la ciudadanización del servicio público. Nada de que “todos son así, por eso yo también agarro”; nada de que “aprovéchate, Matías, que de esto no hay todos los días”.

Jodida queda la institución donde el nuevo jefe procura como prioridad que le pongan pistaches y almendras en su escritorio, o sus tres asistentes le preparen el café como a él le gusta. Jodida queda la sociedad donde se vota por los mediocres y mañosos, donde éstos obtienen el poder “haiga sido como haiga sido”, o a punta de denuestos y calumnias a los de enfrente, a punta de trampas, engaños, traiciones.

No se juega con el entorno que debemos dar a nuestras hijas e hijos. No se vale borrar el futuro que merecen a cambio de un plato de lentejas e intereses. La ética es ahora más que necesaria porque nunca como antes había estado en juego tanto, en medio de una amenazante pandemia y una más amenazante recesión económica, social, educativa y hasta moral.

La oportunidad de servir es la prueba de servir. Esto a pesar de que muchas veces y en muchos lados ponen al lobo a cuidar a las ovejas, al injusto a procurar justicia, al ignorante a administrar el conocimiento, al opaco a vigilar la transparencia, al trinquetero a revisar el cumplimiento de normas.

Por eso cada vez más lo que debe ser cotidiano se nos convierte más, tristemente, en ideal.




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