Ganar el gobierno no es ganar la nación

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

La nación representa la comunidad política y cultural de ciudadanos; el gobierno es la estructura institucional que administra y representa los intereses y necesidades de la nación.

Haya sido como haya sido, Morena resultó mayoritariamente ganador en la elección del 2 de junio, y obtuvo la legitimidad para gobernar desde el Ejecutivo Federal y Ejecutivos Estatales; así como en la mayoría de los órganos legislativos, pero ello no lo convierte en propietaria de la nación. No ganó una guerra; ganó una elección, esa es la diferencia.

La nación representa la comunidad política y cultural de ciudadanos; el gobierno es la estructura institucional que administra y representa los intereses y necesidades de la nación. Ambos conceptos son esenciales para entender cómo se organiza y se gobierna un país, y en tal virtud debe asegurarse la relación dinámica entre la voluntad popular y el ejercicio del poder político.

Digo esto, porque ante la discusión de las propuestas de reforma que el actual Presidente López Obrador pretende insertar en el Gobierno de la Dra. Claudia Sheinbaum, principalmente la que tiene que ver con la del Poder Judicial de la Federación, resulta que los defensores de la propuesta, para desalentar a los inconformes o no convencidos, expresan de manera apabullante que el pueblo les dio la mayoría, y parece que quieren decirnos que con ese respaldo popular pueden hacer lo que les venga en gana.

Si tal cosa fuera, con ese tipo de argumentación no tardaríamos en ver de nueva cuenta en el país, las aberrantes Juntas de Notables distribuyendo justicia, dictando normas, estableciendo poderes regionales como los señores comendadores de antaño, resolviendo conflictos, representando intereses grupales, consolidando a grupos de poder, legitimando decisiones y concesiones, etc. Al rato, no necesitaríamos más órganos de gobierno, ni Poder Legislativo, ni sistema de partidos, ni órganos institucionales. Bastaría la expresión de la voluntad del todo poderoso para hacerse de vidas y haciendas.

Tengo confianza en que no es así, pero debemos tener cuidado con las frases que se expresan en ese sentido, porque pareciera que revelan aquellas intenciones, y el país ya se ha levantado con sangre en diversas etapas de la historia de esas experiencias dictatoriales e inquisitoriales. Decir que los foros que se han organizado para debatir son sólo para escuchar y para que no digan que no tuvieron oportunidad de hablar quienes difieren de las propuestas, parece ser una vacilada; una valentonada de barrio. Para qué decirlo? Qué necesidad hay de ello? Creo que no le ayudan a la Presidenta Sheinbaum a crear confianza.

Invitar a expertos e interesados en el tema a expresarse, con la advertencia de que, pese a sus opiniones, comentarios y argumentos las propuestas son irreversibles y que no se le va a mover ni una coma, porque la mayoría electoral los respalda, es verdaderamente dictatorial, antidemocrático y prepotente. Justificar su cerrazón con el voto mayoritario del 2 de junio, es faltar a la razón, porque efectivamente la mayoría les dio el voto, lo que se traduce en que los eligió para gobernar representando los intereses y valores de la nación, pero no debe perderse de vista que la nación somos todos los mexicanos, no los electores que votaron por la Coalición ganadora.

A quién beneficia la prisa? Es indudable que cualquier institución, sea pública o privada, necesita ser revisada, actualizada, modernizada, y evidentemente el Poder Judicial, requiere una actualización, para que atienda a los postulados constitucionales de propiciar justicia pronta y expedita, pero para cumplir adecuadamente con esos postulados, es necesario diseñar una ruta crítica para marcar las prioridades; analizar y acreditar cifras y delinear con claridad las circunstancias que están obligando a rehacer el camino y precisar las necesidades luego de escuchar a los expertos, a quienes tienen el conocimiento y la vocación, y luego de esto tomar decisiones con la razón, más que con la mayoría.

Ojalá y la prisa de unos no desestabilice la prudencia de otros. Morena ganó el gobierno, y eso significa que está obligada a gobernar bien para la nación entera. Por decisión mayoritaria de quienes acudieron a las urnas, tiene hoy en sus manos el rumbo de la nación, y en esa virtud, antes de correr a cambiar, hay que anteponer los intereses, valores, ideales, esperanzas y anhelos de toda la población; sin prisa, pero sin pausa, para que los mexicanos recuperemos la seguridad, la confianza, la tranquilidad, el desarrollo económico y social, la armonía y los derechos humanos y veamos que se van desterrados la corrupción, la impunidad y la ineficacia.




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