-“Jefe necesito ganar más dinero, mi salario no me alcanza y necesito comprar un auto, ¿Qué puedo hacer?”-.-“Échale ganas, échale ganas, ¡tú puedes!!- -“Comadre, mi marido y yo casi no nos hablamos y cuando lo hacemos nomás es para pelear, ¿Qué me recomienda comadre?”-,-“Échele ganas a su relación comadre”- -“Papá creo que voy … Leer más
-“Jefe necesito ganar más dinero, mi salario no me alcanza y necesito comprar un auto, ¿Qué puedo hacer?”-.-“Échale ganas, échale ganas, ¡tú puedes!!-
-“Comadre, mi marido y yo casi no nos hablamos y cuando lo hacemos nomás es para pelear, ¿Qué me recomienda comadre?”-,-“Échele ganas a su relación comadre”-
-“Papá creo que voy a reprobar álgebra este semestre”-,-“No puede ser hijo, tú puedes con eso y más, échale ganas”-
Los mexicanos usamos con frecuencia ese famoso “échale ganas” que más bien pudiera sonar como “tú puedes” y que sin duda puede ser una muy buena intención, pero, ¿Qué es eso de “echarle ganas”?. . . Nada más ambiguo y sin significado. Por supuesto es obvio que todos queremos mejorar nuestro estilo de vida, todos tenemos ganas de muchas cosas para nosotros y para los que nos rodean.
Resulta muy incierto dónde y cómo surgió esa expresión tan mexicana, lo que sí es que nos provoca una gran ilusión el decir o escuchar esas 11 letras que tal vez sean una de las más extendidas expresiones que usamos para intentar subirle el ánimo a una persona que atraviesa por una adversidad, es como una suerte de empoderamiento mágico y en el fondo en muchas ocasiones al no saber que decir usamos la expresión “échale ganas” siempre cargada de una buena dosis de buena intención.
Visto desde otro punto de vista, cuando le decimos a alguien “échale ganas”, sin decirlo abiertamente le estamos diciendo que sus esfuerzos no han sido suficientes y que se ha quedado muy corto en lo que le toca hacer para logar un propósito. Tengamos mucho cuidado porque visto así, para una persona que atraviesa por dolor, desesperación, frustración o confusión, escuchar “échale ganas” pudiera resultar muy molesto pues nos convertimos en una árbitro diciéndole a esa persona que nuestro “ganómetro” marca muy bajo.
Otra perspectiva de la expresión “échale ganas” es creer que es la receta perfecta para que toda situación, cualquier problema, en cualquier contexto se resuelva por arte de magia; reflejando así una ilusión, una esperanza para que algo ocurra, algo así como invocar para que ocurra un milagro.
Pero . . . Las ganas no son suficientes, no alcanzan, no se va a lograr absolutamente nada con únicamente echarle ganas. Además de las ganas por alcanzar un propósito en la vida, se requiere: Disciplina, trabajo planeación, estructurar información, aprender, reaprender, practicar; persistencia, compromiso; todo esto en conjunto, son las verdaderas acciones que en la historia de la humanidad han sido factores de influencia determinante para que millones de personas lograran alcanzar sus metas. Las ganas de poco les sirvieron, y echarle ganas mucho menos.