¿Cómo estamos educando a nuestros hijos?

Al parecer es por la cultura, desafortunadamente, en la cual se encuentra nuestro país, donde parece que todos podemos hacer todo y no habrá ningún tipo de consecuencia.

“Si la escuela es nuestra segunda casa, ¿por qué nuestra casa no es nuestra primera escuela?”

Es una pregunta recurrente que me hago, ¿en qué momento los padres de familia se deslindaron por completo de la educación de sus hijos? ¿Por qué creemos que con mandarlos a la escuela ya cumplimos con la educación y formación de nuestros hijos?

Muchos son los casos, cada vez más recurrentes, en donde vemos en las noticias que jóvenes menores de 18 años han sido víctimas del crimen organizado, o incluso, ellos han sido los ejecutores de dichas órdenes criminales; hace unos días vi una noticia, en donde un joven de 13 años apuñaló a su ex novia de la misma edad, esto ocurrió en Iztapalapa, Ciudad de México, todo esto porque ella había decidido terminar la relación, entonces te pregunto ¿Por qué ocurren estos actos tan inhumanos con tanta frecuencia?

Al parecer es por la cultura, desafortunadamente, en la cual se encuentra nuestro país, donde parece que todos podemos hacer todo y no habrá ningún tipo de consecuencia, en donde a un menor no se le puede regañar o señalar cuáles son sus errores porque se le puede crear “un trauma”, en donde el joven puede hacer lo que quiera en la escuela y la sociedad bajo el principio “así me expreso e identifico yo”, en donde no se le puede reprobar al alumno ni expulsar pase lo que pase porque le estás negando un derecho, en donde los padres tienen que trabajar para poder solventar los gastos económicos del hogar, pero hacen de lado la formación y educación de sus hijos lo cual repercute de manera negativa en ellos, pues buscan aprobación y consuelo en otro lugar.

Existen casos aún peores, en donde al infante no se le educa en casa y tampoco se le lleva a la escuela, si no estamos sembrando valores en los niños, ¿Por qué nos sorprende la triste realidad de nuestro país?

Todos podemos ayudar a resolver dichas problemáticas o podemos seguir de brazos cruzados esperando que alguien nos de la solución como si fuera un acto de magia.

Pero pregúntate, ¿Cómo estoy educando a mi hijo? Y si la respuesta no es lo que esperabas, ¿Qué esperar para poder remediarlo?

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