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Para México, comprender las dinámicas detrás del comportamiento del dólar resulta fundamental.
Los mexicanos están preocupados. Los permanentes cambios de la administración estadounidense con la guerra de tarifas hace que la cotización del dólar esté fluctuando como nunca antes. Se trata de una preocupación primordial para México, cuya economía mantiene lazos profundos con su vecino del norte. Durante los primeros meses de 2025, la moneda norteamericana ha experimentado una depreciación significativa frente a divisas como el euro, el yen japonés y el yuan chino, generando inquietud entre inversionistas y analistas económicos mexicanos que observan con cautela los efectos secundarios que este fenómeno podría desencadenar en nuestra economía nacional.
Desde enero pasado, la economía global ha experimentado más tensiones comerciales globales, con una retórica proteccionista que se materializa en políticas concretas. Para México, comprender las dinámicas detrás del comportamiento del dólar resulta fundamental, no solo para navegadores del mercado cambiario sino también para empresarios, exportadores y ciudadanos comunes cuyos ahorros e inversiones pueden verse afectados por estas fluctuaciones. Es por eso que, en este contexto, analizamos los factores que podrían determinar si el declive del dólar estadounidense continuará durante el resto de 2025.
La administración de Estados Unidos ha retomado con renovado vigor su enfoque de “América Primero”, implementando una serie de medidas proteccionistas que han alterado el equilibrio del comercio internacional. Los aranceles impuestos a productos chinos, europeos y, en menor medida, mexicanos, han provocado represalias comerciales que debilitan la posición del dólar en los mercados internacionales. Los inversionistas globales del mercado de divisas siguen al segundo las cotizaciones de las monedas, buscando proteger su patrimonio a monedas más estables en un contexto de tensiones comerciales. La facilidad que ofrece internet para operar desde el móvil o un ordenador, hace que muchos puedan estar más pendiente de cualquier última noticia.
Para México, esta situación representa una paradoja económica. Por un lado, un dólar más débil podría aliviar temporalmente la presión sobre el peso mexicano, facilitando el pago de deuda denominada en dólares y reduciendo el costo de ciertas importaciones. Sin embargo, la interdependencia productiva entre ambos países significa que cualquier desestabilización profunda en la economía estadounidense eventualmente repercutirá negativamente en México.
La Reserva Federal estadounidense no la tiene nada fácil. La FED enfrenta uno de los momentos más complejos de su historia reciente, equilibrando la necesidad de controlar la inflación persistente con las presiones políticas para estimular la economía mediante tasas de interés más bajas. Durante el primer trimestre de 2025, el organismo monetario ha mantenido una postura menos restrictiva que sus contrapartes en Europa y Asia, contribuyendo a la debilidad relativa del dólar frente a divisas como el euro y el yen.
Los analistas financieros mexicanos observan con atención cada reunión y comunicado de la Fed, conscientes de que las decisiones monetarias estadounidenses tienen un impacto directo en nuestra economía. El Banco de México, históricamente sincronizado con la política monetaria estadounidense, ahora enfrenta el dilema de seguir los pasos de la Fed o distanciarse para proteger al peso mexicano. Esta disyuntiva resulta particularmente relevante considerando que una depreciación prolongada del dólar podría impulsar la inflación en Estados Unidos, forzando eventualmente a la Reserva Federal a revertir su curso actual con incrementos de tasas que sacudirían los mercados emergentes, incluyendo México.
Uno de los elementos más significativos en el declive del dólar estadounidense es el avance de China en su estrategia de desdolarización. Beijing ha intensificado sus esfuerzos para reducir su dependencia de la moneda estadounidense, estableciendo acuerdos comerciales en yuanes con múltiples naciones. Un caso emblemático es el argentino, cuyo banco central tiene una gran parte de reservas en yuanes. Esta tendencia, acelerada por las tensiones geopolíticas, representa un desafío estructural para la hegemonía del dólar como moneda de reserva internacional.
Para México, este fenómeno plantea tanto riesgos como oportunidades. Por un lado, nuestra economía mantiene una estrecha vinculación con el dólar, y cualquier transición hacia un sistema monetario internacional más diversificado generará costos de adaptación. Por otro lado, la creciente presencia económica china en América Latina abre posibilidades para diversificar nuestras relaciones comerciales y financieras, reduciendo la vulnerabilidad ante los vaivenes de la política estadounidense. No obstante, los especialistas recomiendan cautela, señalando que México debe mantener un delicado equilibrio entre sus dos principales socios comerciales, evitando alienar a Washington mientras aprovecha las oportunidades que surgen con Beijing.
La volatilidad del dólar estadounidense tiene implicaciones profundas para diversos sectores de la economía mexicana. Las empresas exportadoras, pilar fundamental de nuestro crecimiento económico, enfrentan desafíos para planificar sus operaciones en un entorno de incertidumbre cambiaria. Un dólar más débil reduce la competitividad de los productos mexicanos en el mercado estadounidense, nuestro principal destino de exportación, mientras complica los cálculos financieros para las cadenas productivas integradas entre ambos países.
El sector turístico mexicano, tradicionalmente beneficiado por visitantes estadounidenses, podría experimentar efectos mixtos. Un dólar debilitado reduce el poder adquisitivo de los turistas norteamericanos en destinos mexicanos, potencialmente disminuyendo su gasto promedio. Sin embargo, también podría incentivar un mayor flujo de visitantes estadounidenses buscando opciones vacacionales accesibles. Para las familias mexicanas que reciben remesas, la depreciación del dólar significa una reducción en el valor de estos envíos fundamentales para muchas economías domésticas, especialmente en estados con alta migración hacia Estados Unidos. A esto se suma que cambios que está por implementar EEUU como el impuestos a las remesas. Frente a este panorama, los expertos recomiendan a empresas y consumidores mexicanos diversificar sus portafolios de inversión, incorporando instrumentos denominados en diferentes divisas para mitigar riesgos cambiarios.
Las proyecciones de los economistas sobre el comportamiento del dólar durante los próximos meses de 2025 muestran un panorama dividido. Un grupo significativo de economistas anticipa que la moneda estadounidense continuará su tendencia a la baja, impulsada por los crecientes déficits fiscales y comerciales de Estados Unidos, así como por la diversificación de reservas internacionales que realizan bancos centrales de todo el mundo. Esta corriente considera que nos encontramos ante un cambio estructural en el sistema monetario internacional, donde el dólar gradualmente cederá protagonismo en favor de un esquema más multipolar.
Por otra parte, analistas más conservadores señalan que el dólar estadounidense mantiene fortalezas fundamentales que podrían propiciar una recuperación durante el segundo semestre del año. Para México, la recomendación general de los expertos es mantener una postura prudente, evitando decisiones financieras basadas exclusivamente en la expectativa de un dólar continuamente debilitado. Las empresas mexicanas deberían aprovechar el momento actual para fortalecer su competitividad mediante innovación y productividad, factores que resultan fundamentales independientemente de las fluctuaciones cambiarias.