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Tras el fallecimiento del papa Francisco, se inicia el proceso de elección del nuevo sumo pontífice, este ritual se considera uno de los eventos más trascendentales y enigmáticos del Vaticano.
CIUDAD DEL VATICANO.- Durante el cónclave que se lleva a cabo este miércoles, los cardenales deben hacer un juramento, pero ¿qué es y cómo se realiza?
En el Vaticano se inicia la jornada para elegir al próximo papa de la Iglesia católica durante un congreso privado. Antes de comenzar, se debe realizar un juramento en latín.
Tras el fallecimiento del papa Francisco, el Vaticano debe iniciar el proceso de elección del nuevo sumo pontífice; el cual se realiza a través de uno de los rituales más enigmáticos y reservados.
El colegio cardenalicio, que en este 2025 está compuesto por 133 cardenales electores, es el encargado de decidir quién será el próximo líder de la Iglesia.
El cónclave, proveniente del latín ‘cum clavis’, que significa ‘bajo llave’, es una asamblea secreta en la que los cardenales del mundo se reúnen para elegir al nuevo papa; votando después de una misa y realizando el juramento ante los Evangelios.
Es importante señalar que el Vaticano implementa estrictas medidas de seguridad durante el cónclave; entre ellas, sellando ventanas, oscureciendo cristales e instalando inhibidores de señal para evitar filtraciones a la Capilla Sixtina.
Antes de iniciar el cónclave, los cardenales deben realizar un juramento de compromiso y silencio absoluto sobre todo lo que suceda en la asamblea.
Cada cardenal elector, antes de entrar en la Capilla Sixtina, pronuncia el siguiente juramento:
“Yo N. N. prometo y juro observar el secreto absoluto con quien no forme parte del Colegio de los Cardenales electores; y esto perpetuamente, a menos que reciba especiales facultades dadas expresamente por el nuevo Pontífice elegido o por sus Sucesores; acerca de todo lo que atañe directa o indirectamente a las votaciones y a los escrutinios para la elección del Sumo Pontífice.
Prometo igualmente y juro que me abstendré de hacer uso de cualquier instrumento de grabación, audición o visión, durante el período de la elección, de cuanto se desarrolla dentro del ámbito de la Ciudad del Vaticano; y particularmente de lo que directa o indirectamente de algún modo tiene que ver con las operaciones relacionadas con la elección misma.
Declaro emitir este juramento consciente de que una infracción del mismo comportaría para mí la pena de excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica.”
Después, cada cardenal coloca su mano sobre los Evangelios y dice:
“Y lo prometo, lo obligo y lo juro. Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano.”
El incumplimiento del juramento por parte de los cardenales durante el cónclave se considera una falta extremadamente grave; con consecuencias canónicas y espirituales.
La Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, emitida por el Papa Juan Pablo II en 1996 y actualizada después; establece sanciones severas para quienes violen el secreto del congreso.
Entre las sanciones, aquellos que revelen información acerca de las votaciones, deliberaciones o cualquier detalle del cónclave incurren automáticamente en excomunión.
Además del juramento de los cardenales, este compromiso también lo asumen otras 50 personas que colaboran en el desarrollo del cónclave; incluyendo médicos, enfermeros, ascensoristas, responsables del servicio de comedor, monjas, limpiadores y encargados del transporte.
Cabe mencionar que, durante años, este ritual se considera uno de los eventos más trascendentales y enigmáticos del Vaticano; buscando evitar que influencias externas interfieran en la elección del nuevo papa.