8M: Aumento alarmante de Feminicidios en América Latina: 2022, el año más mortífero en el último lustro

Un reporte conjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Observatorio de Igualdad de Género ha informado que miles de mujeres son víctimas de feminicidios cada año en América Latina, y el 2022 fue el año que más casos registró en el último lustro.

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Este informe, publicado en noviembre de 2023, subraya “la persistencia y gravedad del feminicidio en la región”.

Feminicidios en los últimos años en América Latina

Según los datos recopilados, en 2022 se registraron 4.050 feminicidios en 26 países de América Latina y el Caribe.

Esta cifra representa un aumento respecto a años anteriores:

• 2021 tuvo 3.926 casos de feminicidio
• 2020, 3.846
• 2019, 3.951
• 2018, 3.878 feminicidios.

Los países con las tasas más altas:

Los países con las tasas más altas de feminicidios, por cada 100.000 mujeres, fueron Honduras (6), República Dominicana (2,9), El Salvador y Uruguay (1,6 en ambos países).

Víctimas y victimarios

El informe también destaca los vínculos entre las víctimas y los victimarios en diferentes países de la región.

En Chile, Puerto Rico y Ecuador, se registró que el 75 % o más de las muertes de mujeres fueron perpetradas por la pareja o expareja.

Uruguay, Argentina, Costa Rica, Colombia, Panamá y Brasil, mantuvieron este porcentaje entre el 50 % y el 75 % de los casos.

En El Salvador y República Dominicana, las víctimas que tenían o habían tenido una relación de pareja con el agresor correspondieron a menos de la mitad de los feminicidios.

Aumento de cifras

Países como Honduras, Puerto Rico y República Dominicana han experimentado un aumento en sus cifras de feminicidios, mientras que otros 12 países han mantenido cifras estables con leves variaciones.

En 2022, casi 89.000 mujeres fueron asesinadas en todo el mundo, marcando la cifra más alta en los últimos veinte años.

Ante esta escalofriante realidad, los expertos instan a una revisión profunda de las normas culturales y sociales, así como a una mayor inversión en políticas y programas que aborden la violencia de género en todas sus formas.