La feria de la 4T

José Luis Guardado Tiscareño.
José Luis Guardado Tiscareño.

Seis meses se han cumplido de emergencia sanitaria en nuestro país, aunque cada vez se hable menos de ello, esto no significa que el riesgo de contagio haya disminuido o que los sistemas de salud estén en plena capacidad; las ultimas cifras ubican a México como el cuarto país con la mayor cantidad de muertes … Leer más

Seis meses se han cumplido de emergencia sanitaria en nuestro país, aunque cada vez se hable menos de ello, esto no significa que el riesgo de contagio haya disminuido o que los sistemas de salud estén en plena capacidad; las ultimas cifras ubican a México como el cuarto país con la mayor cantidad de muertes en todo el mundo con más de 74 mil y más de 705 mil contagios que se han acumulado a lo largo de este periodo.

Ante tal contexto y bajo el justificado argumento de que estamos sufriendo un problema de talla mundial, el gobierno ha optado por seguir con sus planes y la prometida y ansiada cuarta transformación de nuestro país sigue su rumbo.

Lo que nunca imaginamos es que esta supuesta transformación asumiría la forma de una feria como tal, los espectáculos masivos, la increíble prestidigitación, sus grandiosas rifas y uno que otro payaso que siempre vuelve más amena la experiencia, no han faltado en el primer tercio de la cartelera esperada.

Los espectáculos no han faltado, aunque la calidad de los mismos dejan mucho que desear, hay días que las expectativas son grandes, pero hoy el caso Lozoya, luego de una excesiva exposición que incluso ponía en riesgo su propio proceso legal, simplemente ha desaparecido de escena, nadie sabe que ha sido de sus protagonistas, incluso nadie los ha visto y todos desconocemos el proceso jurídico que se supone esta en curso, toda la promoción que diariamente fue usada sirvió para distraer la atención de cosas más relevantes, sin duda en algún momento volverá a escena, tal vez hasta con mejor producción.

Una feria que inició con grandes esperanzas y una desbordada legitimidad de su dueño, hoy está en riesgo, los cuestionamientos cada vez son mayores, las deficiencias se notan y la incompetencia empieza a costar caro. Las ya varias renuncias de parte del staff han tenido un común denominador, diferencias ideológicas y de acción, que ante el autoritarismo y el protagonismo simplemente empiezan a mermar aquellos perfiles que prometían profesionalismo y compromiso, incluso en las nuevas instituciones creadas para ello como el INDEP.

Las rifas hoy son el show estelar, tal como se espera en cualquier feria el fraude siempre esta latente, pero la prestidigitación de rifar un avión que nunca será entregado y que peor aun tampoco logrará ser pagado, siempre motiva a uno a participar, no importa el fracaso que representó la venta de boletos que fueron adquiridos principalmente por empresarios, funcionarios públicos, sindicatos y el mismo gobierno, pues la población en general no se puedo dar el lujo de comprar uno de los 6 millones de boletos disponibles; el engaño que esta detrás de todo esto seguramente dará mucho de que hablar en el futuro, como en una rifa entre cuates, el espíritu de recolectar más dinero del que se invierte siempre suele ser bueno, aunque eso no evite la opacidad y la ineficiencia cuando de lograr el objetivo se trata..

Ante el inminente fracaso, siempre es bueno intentar juicios populares que entretengan al espectador, donde la ley se consulta y la impartición de justicia se dispone como en tiempos de Pilatos. En esta feria no importa la ley, ni las instituciones, ni el pueblo que sigue padeciendo de inseguridad, violencia, injusticia, impunidad, pobreza y desigualdad; mientras tanto todo es dictado desde una tribuna puntualmente todos los días.




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