¿Qué queda?

En 2007 tuve referencias del líder cocacolero, Evo Morales Ayma, en las tertulias de estudiantes latinoamericanos; él había llegado a presidente en 2006. Destacaban de Morales su lucha obrera sindical por mejorar las condiciones de los campesinos cocacoleros, su arribo a la presidencia y su capacidad de negociación para conseguir concesiones con la paraestatal Petrobras … Leer más

En 2007 tuve referencias del líder cocacolero, Evo Morales Ayma, en las tertulias de estudiantes latinoamericanos; él había llegado a presidente en 2006. Destacaban de Morales su lucha obrera sindical por mejorar las condiciones de los campesinos cocacoleros, su arribo a la presidencia y su capacidad de negociación para conseguir concesiones con la paraestatal Petrobras de Brasil, en el tema de gas.

Por otro lado, también criticaban la influencia y poder que ejercía en Evo Morales, el vicepresidente Álvaro García Linera, para muchos era quien gobernaba. La imagen y las reivindicaciones sociales lo colocaron en una hegemonía regional, a la que se fue alineando en torno al que llamaron “el nuevo socialismo” (Bolivia, Cuba, Venezuela, Ecuador, y Brasil).

Esa conformación ideológica y política en Sudamérica tuvo su auge económico a partir de que entre 2004-2012, hubo un apogeo económico internacional basado en el precio del petróleo. Fueron años de bonanza para sus económicas y el fortalecimiento de sus proyectos políticos, se proyectaron como opción de gobierno para el continente. De esos países, en la actualidad todos presentan problemas políticos y económicos (Ecuador, Venezuela, Bolivia, y Brasil). En esa época acusaban que en la Venezuela de Chávez se subsidiaba con petróleo a las economías de los países citados.

En el caso de Bolivia, la fuerza del gobierno de Evo Morales se sustentaba en el control de las centrales obreras y campesinas, los grupos de campesinos cocacoleros y los masistas, pertenecientes al Movimiento al Socialismo. Otro elemento esencial que sostuvo el proyecto político de Morales fue el ejército, este sector estuvo favorecido presupuestalmente y políticamente por el gobierno. Hubo reformas para aumentar los beneficios de pensiones, salarios, acceso a programas, entre otros. No en vano, la primera muestra de desafección institucional fue en las policías que se pusieron en huelga, solicitando homologación de salarios como en el ejército.

Para los bolivianos, el gran error de Evo fue su permanente afán de reelegirse. No le perdonan que perdiera y burlara el referéndum que le dijo “no” a la reelección y forzara la Constitución, para postularse en este 2019.

Nota. La reelección es el adverso de la izquierda, si ésta sigue en ese camino habrá perdido parte de sus identidades y valor político que la convertían en una opción de poder distinta. Si la izquierda falla, ¿qué queda?, ¿solo el liberalismo?




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