¿Qué se mueran los viejos?

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

La vieja canción “que se mueran los feos” ha sido transformada por “que se mueran los viejos”, en la “Guía Bioética de la Asignación de Recursos de Medicina Crítica” elaborada por el Consejo Nacional de Salud, que recomienda privilegiar a los jóvenes sobre los adultos mayores, afectados del Covid, en caso de necesitar respiradores, lo … Leer más

La vieja canción “que se mueran los feos” ha sido transformada por “que se mueran los viejos”, en la “Guía Bioética de la Asignación de Recursos de Medicina Crítica” elaborada por el Consejo Nacional de Salud, que recomienda privilegiar a los jóvenes sobre los adultos mayores, afectados del Covid, en caso de necesitar respiradores, lo que muestra un desprecio por la existencia de la gente vieja, y apuesta a proteger la vida de los jóvenes, seguramente en virtud de que aún están en edad de producir, olvidando lo que ya produjeron los de la tercera edad.

Pero aún más, establece que en casos de aparente equidad en la edad y/o condición, se resuelva con un volado, de manera tal que la suerte decidirá quién viva o quién muera.

Esta visión patrimonialista, que asigna un valor diferente a la vida de acuerdo a la edad y/o condición, desestima la función esencial de médicos, enfermeras y el sistema de salud, que es proteger la salud y la vida, sin diferenciar por razones de edad, condición social, económica, política o religiosa.

Esta guía discrimina y viola los derechos humanos elementales, y se convierte prácticamente en una sentencia de muerte anticipada para los mayores de sesenta años, quebrantando todo tipo de disposiciones legales, tales como:

  1. Los artículos 1º, 3º, 7º, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
  2. El artículo 4º de la Convención Americana de Derechos Humanos.
  3. El artículo 17 del Pacto de San Salvador.
  4. La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas mayores.
  5. El párrafo quinto del artículo 1º y el art. 14 de la Constitución Mexicana.

Todas estas disposiciones consagran la igualdad ante la ley; la protección contra cualquier tipo de discriminación por razones entre otras, de edad; el derecho a la vida y a la salud, y a la vida digna de las personas.

No hay poder supremo o ley que otorgue facultades a una persona para decidir quién viva y quien muera.

La escasez de recursos conflictúa al que los reparte, pero también propicia privilegios, y no queremos pensar que esta guía, pudiera servir de pretexto para favorecer a alguien, vinculado con el poder político o económico, en detrimento de los demás.




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