Domingo de resurrección… política

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

El domingo de resurrección marcó el arranque formal de las campañas políticas; y la expresión queda como anillo al dedo a partidos, candidatos y candidatas, quienes van a hacer todo lo posible por resurgir en la voluntad popular, y deben, como acto inicial, hacer un análisis de su objetivo personal por lograr una posición de … Leer más

El domingo de resurrección marcó el arranque formal de las campañas políticas; y la expresión queda como anillo al dedo a partidos, candidatos y candidatas, quienes van a hacer todo lo posible por resurgir en la voluntad popular, y deben, como acto inicial, hacer un análisis de su objetivo personal por lograr una posición de poder, sea la primera magistratura estatal, sea una curul federal o local, la presidencia de un ayuntamiento, una sindicatura o una regiduría. Es decir; ¿para qué quieren el cargo?

Partamos del hecho de que las disposiciones normativas le atribuyen a cada uno de estos cargos una función clara y precisa, que tiene que ver con servir a la sociedad con eficiencia, eficacia, oportunidad y honradez, en aras de lograr la armonía, la paz, el bienestar y la tranquilidad de la sociedad; lo que es bastante complicado en esta época, en la que el primer escollo a vencer es la desconfianza y la desilusión que la sociedad tiene por los partidos, por la política y por los políticos y por la limpieza de los procesos electorales.

Si cada aspirante tiene claro este objetivo, es decir; si por encima de sus afanes personales está su deseo de servir, es justo reconocer su decisión de buscar echarse a cuestas una encomienda que seguramente la va a generar trabajo, dedicación, exigencias, reclamos, amarguras, pero también la satisfacción de cumplir con su vocación.

No olvidemos que este proceso se inserta en nuestra vida democrática y que cada ciudadano va a contribuir con su voto a configurar la decisión de las mayorías, y en ese sentido, el sufragio tiene el alto valor de convertirse en la fuerza que marque el rumbo.

Esta campaña no es una guerra, no debe ser un episodio de desencuentros, sino al contrario; debe ser una oportunidad para ratificar nuestra vocación democrática y para confirmar o recobrar la confianza de la ciudadanía en los partidos y en las y los políticos.

Es oportunidad de valorar nuestra identidad, nuestra zacatecaneidad, y nuestro más alto sentido de responsabilidad social.

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