Contingencias financieras

Jaime Santoyo Castro.
Jaime Santoyo Castro.

El Sistema de Coordinación Fiscal mexicano está exhibiendo una vez más su precariedad para resolver las necesidades más básicas de las diversas entidades y municipios de la República, ahora agravadas con la pandemia. Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Jalisco, han expresado su reclamo a la Federación argumentando injusticia en los criterios distributivos, porque su recaudación … Leer más

El Sistema de Coordinación Fiscal mexicano está exhibiendo una vez más su precariedad para resolver las necesidades más básicas de las diversas entidades y municipios de la República, ahora agravadas con la pandemia.

Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Jalisco, han expresado su reclamo a la Federación argumentando injusticia en los criterios distributivos, porque su recaudación es mayor a la que les reintegra vía participaciones, y acusan de preferencias hacia el sureste de la República, deslizando la amenaza de separarse del convenio de coordinación fiscal.

También la mayor parte de las entidades, cuya recaudación es menor a lo que reciben del Fondo general de participaciones, expresan su malestar porque en esta administración, lejos de incrementarles, les han reducido programas y apoyos, y se han quedado solos ante las diversas contingencias, especialmente en ésta que estamos viviendo.

Las primeras, las entidades potentadas, olvidan que su desarrollo se debió a que en una época de la historia, la federación les brindó mayor cantidad de recursos de los fondos recaudados en otras entidades, y ahora deben responder con reciprocidad y solidaridad, reconociendo que el espíritu del federalismo es el equilibrio y desarrollo uniforme de las regiones nacionales con la distribución de la riqueza, en base a sus esfuerzos recaudatorios, índices de marginación, densidad de población, etc., y esto había servido de algún modo para erradicar favoritismos, aunque ahora estos asoman por el sureste de la nación, lo que ha generado su reclamo, más con sentido político que justiciero, pero no sin razón.

Sin embargo, las entidades y municipios con escasa recaudación, (a excepción de Zacatecas, que sí se aplicó en la creación de nuevas figuras impositivas), en su mayoría se acostumbraron a que el nivel superior de gobierno les resolviera sus problemas de falta de recursos, y dejaron de buscar nuevas fuentes de ingresos, dedicándose sólo a pedir, circunstancia ésta última que hizo que en el país proliferara una caterva de zánganos llamados “gestores”, que aliados con altos funcionarios, mediante el cobro de moches ofrecían bajar recursos, y por esa vía se distribuyeron fondos sin ton ni son, sin propiciar la equidad y el desarrollo.

Es momento de convocar a una nueva gran Convención Nacional Hacendaria para revisar el marco legal de la coordinación fiscal e impulsar la creatividad de las tesorerías locales, impulsar un desarrollo horizontal y propiciar equidad y justicia distributiva.




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