Pedro Villarreal, un crack del calado en cuerno y hueso

Sus hijos le echan la mano en la venta. | Fotos: Rocío Ramírez.
Sus hijos le echan la mano en la venta. | Fotos: Rocío Ramírez.

Pedro se dedicó a esto por pura suerte.

JALPA. – Si le gustan las imágenes caladas en madera o en piel, conozca ahora a Pedro Alberto Villarreal Álvarez, un artesano jalpense de los mejores, pues se enseñó casi solito a este trabajo.

Y desde entonces hasta la fecha, el buen “Piter” ha hecho de este oficio una de sus pasiones y una fuente para ganar un dinerito.

Pedro es tan hábil en estos trabajos que se avienta artesanías en casi cualquier material.

Por si le late ir a su puesto, está a un costado del acceso principal del Mercado Morelos, en Jalpa. Ahí mero está Pedro y sus obras en calado.

Todo comienza con los huesos del menudo.

El buen Piter se dedicó a esto por pura suerte, todo empezó el día en que conoció a un hombre de las argentinas durante la Semana Cultural de Zacatecas, hace unos 15 años.

Un argentino a todas margaritas

Pedro dice que en esos días no tenía trabajo; pero gracias a que su esposa es bien comadre de las Roque (que tienen una Micro Alfarería en Jalpa) Pedro pudo dedicarse a hacer cantaritos miniaturas.

Ahí está que durante la Semana Cultural vendió los cantaritos y ahí conoció al argentino que calaba imágenes en madera, al ver que estaban bien chidas, no dudó en preguntarle cómo las hacía.

Un día le dijeron que debería usar cuernos de res para hacer sus artesanías, y ahora son las que mejor se le venden.

Y el argentino, que sí era buena onda, le enseñó sus secretos, le dijo qué herramientas usaba (las mismas que sirven para hacer joyería), y así viendo cómo trabajaba se puso a imitarlo.

Pedro dice que al inicio no era tan bueno como el argentino, pero que con la práctica ya hace buenos trabajos.

El jalpense señala que al principio vendía en Zacatecas, pero que se tuvo que mudar a Jalpa porque su esposa acabó la Licenciatura y le dieron trabajo en este municipio del sur.

En Jalpa descubrió el cuerno para calar

Ya instalado en su nuevo hogar, Pedro siguió vendiendo sus artesanías, hasta que un día la familia Sandoval, que se dedica a trabajar con cuernos de res, le dijo que sus calados quedarían mejores en cuernos.

Este arte lo aprendió mirando trabajar a un argentino hace unos 15 años.

Y luego de pensarlo un rato, a Pedro le gustó la idea de probar, ya que de inicio nada más usaba coco y madera, e inició a usar el cuerno que se ve mejor.

Luego se le ocurrió usar huesos de vaca, y comenzó comprándoselos a los carniceros, ahí está que él tenía que realizar todo el trabajo desde cocer los huesos, quitarles la carne y limpiarlos para poder trabajarlos.

Después se le prendió el foco y les pidió los huesos a las mujeres que venden menudo en e mercado, pues básicamente es lo mismo que él compraba pero más fácil trabajarlo.

Siempre busca nuevos materiales para trabajar.

De ahí, poco a poco, a Pedro le salen mucho mejor sus artesanías y se la complica menos para hacerlas con un poco de maña, por eso siempre experimenta con diferentes materiales.

Inspiración del día a día

Es así que Pedro se compró un costal de cuernos de res, y los ha ido trabajando poco a poco, explicó que el primer paso es hacer los trozos del cuerno y cortarlo con una segueta.

Luego elige qué figura hará en ese pedacito de cuerno. Según él su trabajo viene más de sus manos, que, de su imaginación, pues ya trae sus modelos y patrones y él nada más les da la forma.

Los calados de coco le salen en 30 pesitos, ¡lleve, lleve!

Luego pule sus figuritas y les da ese acabado suavecito y brillante. Pedro asegura que él hace figuras de todo lo que ve o se le ocurre, como un colibrí, una mariposa que son trabajos más sencillos.

Pero también se puede aventar cosas más complicadas, como el rostro de un tigre, el escudo de la bandera, y otros pedidos especiales que le hacen.

Pedro dice que lo que más se le vende son las calaveritas para los jovencitos; aunque los corazoncitos jalan para los novios, en general hace piezas que le van gustando y poco a poco se van vendiendo.

Su changarrito está a un lado del acceso principal del mercado Morelos, en Jalpa.

En su puesto también se pueden encontrar, pulseras y otros adornos que hace junto con sus hijos, aunque ellos no practican el calado, las pulseras son el trabajo que ellos hacen.

El cuerno y el hueso son los más caritos, que va desde los 90 pesos dependiendo la pieza; y las más baratas son las artesanías de coco, que pueden salir en unos 30 pesos.

El camote es su principal negocio

Pedro dice que le fascina eso de ser artesano, y lo hace con todo el gusto; aunque su negocio fuerte es la venta de camotes cocidos, que es toda una tradición en Jalpita La Bella.

Vivió en Zacatecas pero ahora en Jalpa vende sus obras.

Aseguró que ese jale era el de su jefe Guadalupe Villarreal (q.e.p.d), y por más de 50 años se ha mantenido esa tradición, y es en realidad de donde él saca para mantener a su familia.

Además, cada día pone a cocer los camotes temprano en la mañana y para las 2 o 3 de la tarde es la mejor hora para comprar, pues es cuando están más enmielados y sabrosos.

Se dedica a vender camotes pero esto es su pasión.

En su visita a Jalpa no olvide ir al mercado, comprar un detallito del buen amigo Pedro, será un regalo original y de paso comprarse unos camotitos, que solo cuestan 60 varos el kilo.




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