El Dyablo, un pionero y experto en los autos Lowrider

El Dyablo es conocido con sus seres queridos como una persona en la que se puede confiar. | Foto: David Castañeda
El Dyablo es conocido con sus seres queridos como una persona en la que se puede confiar. | Foto: David Castañeda

El Dyablo comenzó con esta pasión desde que era pequeño.

ZACATECAS.- Una travesura de niño le dio a José Domingo Ortega Pérez, mejor conocido como El Dyablo, un camino de vida, el cual le dio una familia no sanguínea llamada Lowrider.

Desde pequeño tuvo su propio estilo, lo que le llevó ser la oveja negra de la familia.

Lo bautizó Dyablo un sacerdote, aunque suene descabellado, pues como su familia es muy religiosa, siempre asistían a misa y por su apariencia el padre le decía que parecía un Diablo.

Foto: David Castañeda

De esta manera se le quedó el apodo a José, a quien su familia ha dicho que es rebelde, pero más bien ha sido “travieso” y para muestra un incidente que le cambió la vida.

En una ocasión, cuando era niño, agarró un guajolote desde la azotea para que volara pero no lo hizo, entonces el animal murió.

Su abuela le dijo que usara sus habilidades para arreglar autos y le regaló uno de juguete.

“Enfoca toda tu energía en reparar este juguete”, recordó con cariño El Dyablo, quien dice que desde entonces se enfoca en modificar vehículos.

Una familia que lo cobijó

La única persona que vio que El Dyablo es paciente y, sobre todo, ingenioso, fue su abuela y fue ella precisamente que le dio su más grande pasión.

Foto: David Castañeda

Por ello, en su adolescencia empezó a armar su bicicleta Lowrider, la cual le dio la posibilidad de coincidir con personas que les gusta lo mismo.

Como su familia sanguínea no comprendió su estilo de vida, El Dyablo pudo hacerse de “parientes”, con quienes podía hablar de sus pasiones y siempre lo comprendían.

Por ello, recuerda con cariño y alegría su primera bicicleta, con la cual rodó por toda la capital zacatecana y Guadalupe, donde la gente se enamoró de las modificaciones de su caballo de acero.

Fue en un evento en el año 1998 cuando su bicicleta se coronó como la ganadora de un concurso y por la que pudo disfrutar de un concierto de Control Machete.

Cumpliendo sueños

Después de saborear el triunfo, El Dyablo se fue a Estados Unidos, donde conoció más personas con el gusto por el LowRider. Aunque no todo fue miel sobre hojuelas en el otro lado.

Foto: David Castañeda

En Estados Unidos se metió en algunos líos, pero más tarde se enfocó a trabajar y comenzó su trayectoria armado autos; ahora ya no eran de juguete como el que le dio su abuela, pues llegaron los reales.

El primer vehículo que arregló fue a una camioneta S10, la cual quedó tan bien que se quedó en el club al cual pertenece, pues un ejemplo de que todo se puede.

Luego, su ímpetu y trabajo por los autos le dio la satisfacción de tener hasta 7 vehículos y a pesar de que actualmente tiene menos, ahora tiene más tiempo, recursos y oportunidad de hacerse de otros retos.

Por todo lo anterior, El Dyablo tiene reconocimientos en su casa, donde los trofeos de primer lugar son lo que más abundan.

También su familia

El Dyablo aún sigue disfrutando de su mayor vicio, los autos clásicos, por ello siempre le agradecerá a su abuela, pues ha logrado tener los autos que siempre quiso y hacer lo que siempre soñó.

El Dyablo fue uno de los primeros en Zacatecas en tener autos rodando en tres llantas y ha amado los autos que siempre anheló desde pequeño, como un Cadillac Deville, un Ford Lincoln, entre otros.

Pero no sólo eso, sino que su felicidad creció cuando acercó a su esposa y a sus hijos a este mundo; ellos también tienen sus bicis y un auto modificado.

Para concluir, aseguró que hasta que la vida se lo permita su gusto es y nadie se lo quitará, como dice la canción.

De esta manera El Dyablo estará en el mundo Lowrider, pues hay muchos autos por conocer y modificar, pues ya es parte de su vida.




Más noticias


Contenido Patrocinado