Don Alfonso le tapiza sus muebles

FRESNILLO. – ¿Necesita que le vuelvan a tapizar un sillón o quiere unos muebles hechos a su gusto? Don Alfonso se los hace muy bien y a un precio razonable; además él ayuda al que no sabe.

Desde 1970, J. Alfonso Ibarra Martínez se dedica a trabajar  en la tapicería y gracias a este oficio, que aprendió solito, sale adelante día a día.

Don Alfonso ama su trabajo, pues “de aquí me mantengo, me ayuda para salir adelante y lo hago con gusto siempre…No tuve escuela, fui aprendiendo” y es que cuando uno es bueno para algo lo hace con el corazón.

Y lo bueno de su jale es que, según dice, para tapizar no se necesita mucho para ponerse a trabajar, que nada más debe entregar la mercancía en tiempo y forma, ya sea que haga reparaciones o mueble nuevos.

El don explica que él se pone a chambear solito a las meras 8 de la mañana. Además, no para hasta que el trabajo termine.

Le enseña al que no sabe

Aunque él da lo suyo todos los días, por desgracia la pandemia le ha pegado muy duro a don Alfonso y no le han llegado tantos encargos como antes.

Muchas personas a la mejor tienen la intención de mandar a arreglar o hacer un mueble nuevo, pero debido a que se quedaron sin trabajo o tienen menos dinero por eso bajan las ventas para uno”.

El fresnillense dice que con los años le han venido muchos ayudantes para aprender de este oficio, y que eso es algo que le encanta, enseñarle a alguien lo que más le apasiona.

Entre más aprendan es mejor, me gusta enseñar a quien le interese y que a ellos les sirva para generar una fuente de trabajo”, dijo.

Y es que don Alfonso no es nada envidioso y con gusto le comparte sus conocimientos a la gente pa’ que también ellos puedan salir adelante, de la misma manera que lo ha hecho él.

Según nos cuenta, la temporada donde queda le va bien es por los meses de noviembre y diciembre, fechas del año en el que le cae más trabajo.

Así que ya se la sabe, si usted tiene ahí un encarguito para este buen hombre, siempre puede buscarlo y apoyarlo pa’ que siga laborando.

Porque ya sabe que la economía está por los suelos, pero hay arreglitos que no pueden esperar.