Churros don José, una delicia que ayuda a Jalpa

Carlos es el único de la familia Alvarado que está en tierras jalpenses, donde sigue la receta tradicional de los churros. Fotos: Rocío Ramírez.
Carlos es el único de la familia Alvarado que está en tierras jalpenses, donde sigue la receta tradicional de los churros. Fotos: Rocío Ramírez.

La familia dona parte de sus ganancias a un asilo de ancianos.

JALPA. – Saliendo de misa es una gran tradición aprovechar el caminar para degustar un antojito de “Churros Don José”, un negocio que traspasa fronteras para ayudar a los demás.

La sensación que hay después de una lluvia o durante las frescas tardes del invierno, un antojo se asoma al paladar en Jalpa y esos son los exquisitos churros azucarados de Don José.

Don Pascual Alvarado inició el negocio hace aproximadamente 53 años, así nos cuenta su nieto, Carlos Alvarado, quien hoy día mantiene viva la tradición de su abuelo.

Hay que esperar un poco pa’ bañarlos en azúcar.

El puesto de churros estuvo en varios sitios de la plaza Aréchiga, aunque desde hace algunos años se instala frente a la Notaria Parroquial.

No hay pierde en donde está el changarro, pues está justo en la esquina de lo que antes era la famosa tienda “Nido de Águilas”.

En ese lugar, Carlos deleita las tardes de los que se detienen a comprar un churro o una rosca completa, pues realiza su trabajo con maestría, humildad y un gran gusto.

Don Pascual inició la tradición.

Preparación con esmero

El secreto en la preparación de los churros es el amor por el trabajo, pues no solo es mezclar la harina y ya, sino que se dan su tiempo en dejar la masa reposando.

Lo que hace aún más especiales a los churros es que se fríen en el momento de manera tradicional, es decir, el cacito no puede faltar.

Por ello, Carlos todos los días a las 7:00 de la tarde coloca su mesita y su caso para la venta de sus delicias que están a la alcance de todos.

En ocasiones apenas se está instalando cuando llegan los primeros clientes a esperar que salgan los churros calientitos, porque el que es conocedor sabrá que así son más deliciosos.

Ahí empieza la magia, pues Carlos toma un pedazo de la masa y comienza a extenderla como si fueran finas vendas por lo delgada que queda, de esta manera los churros no están masotudos.

Luego pone la delgada pieza de harina en el cacito y en cuestión de minutos está listo; aunque hay que esperar un poco a que se enfríen para pasarlos por el azúcar.

Sin embargo, el sabor no queda ahí, pues hay la opción que llevar a casa una rosca completa, la que pueden cortar según el cliente lo pida.

No hay límite para comprar, pues los niños van a los Churros Don José por su pedazo de rosca de 2, 3, 5 y hasta 10 pesos.

Los más pequeños compran rosca de churro de 2, 3 , 5 y hasta 10 pesitos.

Las fiestas de decembrinas son tiempos especiales

Diciembre es una temporada especial para Carlos y su familia, pues es la feria regional del pueblo, tiempo en el que los jalpenses vuelven a su tierra y aprovechan para disfrutar de los deliciosos churros.

A decir de Carlos, es una de las temporadas más bonitas, pues es cuando se reencuentran las familias y pueden darse cuenta de cómo es una tradición los churros de la receta de su abuelo.

De esta manera, los paisanos vienen con sus padres, sus hijos y nietos para inculcarles el amor de lo que se produce o se hace en Jalpa.

Aunque vivan lejos, siempre que vuelven buscan un churro de la familia de don José, porque es una deliciosa herencia que les dejaron sus padres o sus abuelos.

Por otro lado, Carlos platica que en la feria no falta a quien conozcas de otros estados o de otros pueblos que se llevan un rico referente de lo que puedes comer en Jalpa.

Una de las cosas que los hacen especiales, es que los churros son freídos de manera tradicional.

Churros que ayudan a los demás

Otro aspecto que era recurrente para Carlos y su familia es trabajar en fiestas particulares, es decir los contratan y ellos hacen churros calientitos para los invitados.

Estas reuniones eran perfectas para dar a conocer sus deliciosos antojitos; pero, la situación por el coronavirus, esos tiempos están detenidos.

Dada la gran migración de Jalpa, existen tradiciones que traspasan las fronteras, de esta manera Churros Don José viaja a la unión americana debido a los tíos de Carlos.

Toda la familia del comerciante es de origen jalpense; pero, su tío Pascual lleva este antojito a Phoenix, Arizona; mientras su tío Miguel deleita paladares en San Bernardino, California.

Es lo mismo que hace su tío Raúl en Utah; aunque hay que resaltar que las ganancias no quedan allá.

Lo anterior es porque en el país vecino hacen churros para fiestas especiales, como las que realizan en los Clubes Migrantes, y el dinero que sale lo donan al asilo de ancianos en Jalpa.

Carlos es padre de familia y le enseñará a sus hijos a seguir con esta hermosa tradición que les heredó su abuelito Pascual, a quien todos los conocieron como José.

El jalpense dice que es importante conservar la tradición de los churros; pero, sus hijos “serán libres de elegir el oficio u profesión que ellos deseen”.

Finalmente, Carlos platicó orgullosamente que por las mañanas se dedica a la albañilería, oficio que combina con la venta de los churros y es el modo en que puede sacar adelante a su familia.

Las roscas también pueden ser pa’ llevar al chante, donde son deliciosos con café.



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