¿Barbies? Aquí pura María mexicana

Doña Paola proviene de Querétaro, lugar donde aprendió el hacer las muñequitas. Fotos: Carlos Montoya.
Doña Paola proviene de Querétaro, lugar donde aprendió el hacer las muñequitas. Fotos: Carlos Montoya.

Doña Paula es originaria de Querétaro y todas las noches se pone en el Centro Histórico de Zacatecas a vender las muñecas conocidas como Juanitas y Marías.

ZACATECAS.- Las noches se llenan de color los viernes y sábados en la esquina de las avenidas Juárez e Hidalgo del Centro Histórico, al momento en que doña Paula llega para vender sus tradicionales muñecas mexicanas.

En una manta, sobre el piso adoquinado, es donde Doña Paula exhibe sus productos y sus ganas por salir adelante que son suficientes para esperar a clientes nocturnos.

Dijo que le gusta trabajar de noche porque se instala en lugares donde en el día no es posible hacerlo.

Las muñecas que vende son conocidas como Juanitas o Marías, según sea el caso, porque así las conocen los clientes.

Así lo dijo doña Paula quien saca adelante a su familia con la venta de estos juguetes o adornos coloridos.

Aunque la situación esté difícil, Doña Paula se sienta en el Centro Histórico para vender su producto.

Ella es originaria de Querétaro, donde adquirió los conocimientos para la fabricación de las Marías que realiza artesanalmente.

A la señora, su madre fue quien la enseñó a confeccionarlas con los colores tradicionales mexicanos como el rosa, el amarillo, el rojo y el verde principalmente.

Doña Paula dijo que el tiempo que invierte en hacer estas muñecas depende del tamaño, lo que puede tomar horas o hasta días.

Comentó que más que un trabajo lo ve como una forma de vida y quiere preservar esta tradición que con el paso de los años va de bajada poco a poco.

En el colorido diseño de las muñecas no sólo imprime sus habilidades, sino que además preserva tradiciones.

Por eso, doña Paula se siente orgullosa de fabricar estos juguetes que saca a la venta los fines de semana por las noches, siendo la única mujer en el primer cuadro que vende sus productos a esa hora de la madrugada.

Varios de sus clientes son jóvenes que salen de los bares aledaños, quienes al ver las muñecas no se quedan con las ganas y se compran unas.

El amor a su trabajo, y la preservación de las tradiciones mexicanas, la impulsan a seguir adelante en una etapa de muchas adversidades, donde reina la incertidumbre pero es más fuerte la fe.

Se pone todas las noches y espera pacientemente a que la gente le compre sus artesanías.



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