Mi delito… volverme alcohólica

Ivonne Nava García
Ivonne Nava García

Una mujer que padeció un matrimonio complicado y con maltratos por parte de su marido encontró un falso refugio en el alcohol. Después de sufrir mucho, logró controlar su adicción. Sin embargo, el daño que causó a su familia y a sí misma aún no se repara del todo. Matrimonio Me casé a la edad … Leer más

Una mujer que padeció un matrimonio complicado y con maltratos por parte de su marido encontró un falso refugio en el alcohol. Después de sufrir mucho, logró controlar su adicción. Sin embargo, el daño que causó a su familia y a sí misma aún no se repara del todo.

Matrimonio

Me casé a la edad de 22 años. Yo no entiendo cómo pasa que uno se casa con un príncipe, pero muchas veces se transforma en una persona que resulta un desconocido. Yo soy de Juchipila y él de aquí. Nos conocimos en una feria de allá. Cuando nos casamos me trajo a vivir aquí. Sus padres nos prestaron una casita para que viviéramos ahí. Él casi no estaba en la casa. Salía muy temprano al trabajo. Yo me quedaba como ama de casa. Diario hacía el quehacer de la casa, pero me la pasaba sola casi todo el día. Él llegaba a comer e inmediatamente se regresaba al trabajo. Cuando éramos novios platicábamos mucho. Ahora casi no me platicaba nada porque siempre tenía prisa o estaba cansado.

Yo no conocía a nadie aquí, así que la mayor parte del día no hablaba con nadie. Bueno, también era porque él me dejaba encerrada con llave en la casa.
Me decía que era porque le daba miedo que me vieran sola y se fuera a meter algún viejo y me hiciera daño. Yo le decía que eso no tenía que pasar.

Sin comer

Poco a poco dejó de llegar a comer a la casa. Llegaba hasta la noche. Él me dejaba sin dinero, encerrada y muchas veces en la casa no había nada que comer. Cuando llegaba en la noche yo le decía que no había comido y que tenía hambre. Él me decía que fuera a comprarme algo a la tienda y me daba 20 pesos. Yo quería que él me diera dinero para salir a comprar la despensa y hacer la comida. Él me decía que no tenía dinero.

Embarazo

Como a los 6 meses quedé embarazada, yo pensaba que él cambiaría y que me pondría más atención. Solo conseguí que me dejara una llave de la casa y ya no estar encerrada. Igual me dejaba sin dinero y no me permitía trabajar. Estaba desesperada porque casi diario hacía una comida al día y el doctor me decía que tenía que comer bien porque si no mi bebé estaría mal. Le dije a una vecina que si no necesitaba que la ayudara con el quehacer. Ella me dijo que le daba pendiente porque estaba embarazada. Le platiqué lo que sucedía y ella me dio trabajo.

Acoholismo progresivo

Poco después de que nació mi primer hijo, empecé a tomar. Ese día me acuerdo que mi marido y yo tuvimos una discusión muy fuerte porque me descubrió que estaba trabajando. Ese día me golpeó. Me dijo muchos insultos. Fue muy feo porque me dijo que se llevaría al bebé y me lo jaloneó. Yo estaba muy asustada y abrazaba muy fuerte a mi bebé. El me golpeó en la cara y me dio de puntapiés. Yo estaba muy alterada y asustada. Se salió de la casa y yo me fui a la casa de mi vecina. Ella me dijo que me tomara un copita de jerez. Sentí rápidamente que me tranquilizaba. No sé qué me pasó, pero yo quería tomar más.

Al día siguiente compré una botella y la escondí. Diario me tomaba una copita y luego 2 y así le fui aumentando. Me hacía sentir bien. Me tranquilizaba y me hacía sentir contenta.

Los problemas con él eran siempre por lo mismo. No nos quería mantener ni a mí ni al niño. Yo me sentía muy sola porque mi esposo no estaba en la casa. O cuando estaba solo era para decirme que por nuestra culpa no salíamos adelante y cosas así. Volví a quedar embarazada. Fueron cosas muy fuertes las que viví. Yo estaba desolada porque sabía que todo empeoraría.

La vecina me dijo que llevara al niño a la guardería y sería más fácil que trabajara. Como estaba embarazada no me daban trabajo en ninguna parte. Decidí esconder mi embarazo. Me hacía pasar por gorda y no por embarazada. Entré a trabajar a un hotel. Todo el embarazo lo escondí, me fajaba para que no se dieran cuenta. Yo tenía que trabajar porque mi marido no nos daba nada. Él llegaba del trabajo y me exigía comida, pero no me daba dinero. También se enojaba porque trabajaba. Yo no sabía qué hacer.

Aunque estaba embarazada y yo sabía que no debía tomar, a veces sí me tomaba un trago a escondidas para que no le hiciera daño al bebé.

Cuando nació mi segundo hijo, fue algo muy terrible. Me sentía muy mal. Estaba muy triste. Solo tenía ganas de llorar, me costaba mucho trabajo asimilar que había tenido otro hijo. Ahí fue en donde empezó el problema. Empecé a tomar diario. Pero no tomaba poco. En la mañana iba a dejar a los bebés a la guardería y me regresaba a la casa. Empezaba a tomar. Me lo tomaba solo. Me sentía relajada. Como si todos los problemas se terminaran. En las noches casi no dormía porque el bebé lloraba mucho, en el día me daba mucho sueño. Así pasaron casi 2 años.

Problemas graves

Ese día me quedé dormida, estaba muy tomada. En el transcurso de la mañana me había tomado una botella de ginebra. Los niños salían a las 4 de la guardería. Desperté a las 8 y media cuando llegó mi marido. Me preguntó que en donde estaban los niños. Yo estaba entre borracha y dormida. No sabía si era un sueño o si era real. Supe que era real cuando me abofeteo y me metió al baño con agua fría. Reaccioné y le dije que no había ido por ellos. Vi el teléfono, me estuvieron llamando de la guardería, pero yo no escuché el celular. Tenía 30 llamadas perdidas. La última llamada fue a las 6 de la tarde. Me asusté muchísimo. Sentí un vacío horrible. Me puse una chamarra y nos fuimos a la guardería. Mi marido ni siquiera sabía que ellos iban a la guardería. Estaba oscura. No sabía qué hacer. Casi a las 9 volvió a sonar mi celular. Era la directora. Me preguntó que en dónde estaba y que si todo estaba bien. Nos dio la dirección de su domicilio y fuimos por los niños. No hubiera pasado nada, pero la directora se dio cuenta de que estaba tomada. Entregó a mis hijos pero levantó un reporte en el ministerio público. Tuve muchos problemas porque me querían quitar a mis hijos. Tuve suerte de que mi marido me apoyara en ese momento. Si no hubiera sido por él, me los hubieran quitado. Estoy en rehabilitación. Me ha costado mucho trabajo dejar el alcohol y encontrar la manera de no sentirme sola. A mi hijo, el más pequeño, le afectó que yo tomara en el embarazo. Él tiene lento aprendizaje por esa causa y eso no me lo perdonaré.

Alcohol en el embarazo

La exposición al alcohol durante el embarazo le hace daño al cerebro y afecta el comportamiento del bebé, dichos efectos se pueden prevenir en un 100 por ciento.

El alcohol es venenoso para el feto que crece dentro del vientre. El ingerir tan siquiera una bebida alcohólica por día durante el embarazo expone al bebé en desarrollo al riesgo de defectos de nacimiento serios. Una pequeña cantidad de alcohol puede causarle daño permanente al niño. El uso del alcohol durante el embarazo puede causar problemas serios en los niños y adolescentes:

  •  Los infantes pueden demostrar un crecimiento lento y un retraso en su desarrollo, características faciales poco usuales, irritabilidad, desórdenes del cerebro y neurológicos, retardación mental y problemas con su apegamiento hacia los padres.
  • En la edad escolar pueden tener problemas con el aprendizaje, poca tolerancia a la frustración, límites sociales inadecuados y dificultades para leer.
  • Los adolescentes pueden tener problemas de aprendizaje continuos, depresión, ansiedad y comportamiento sexual inapropiado.

A todos mis lectores, les deseo una Navidad llena de paz, salud y armonía en compañía de sus seres queridos, así como un Año Nuevo, lleno de bendiciones, buena fortuna y mucha empatía.

¡Gracias!




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