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Historias de lobos

Mi delito… Ser una niña

Mi delito… Ser una niña

Foto: Archivo

Para una persona sin escrúpulos ni valores, resulta muy fácil engañar a una menor de edad para seducirla y abusar de ella: algunos las enamoran, otros solo utilizan el chantaje para lograr su objetivo.

Ivonne Nava García
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26 de enero 2020

Para una persona sin escrúpulos ni valores, resulta muy fácil engañar a una menor de edad para seducirla y abusar de ella: algunos las enamoran, otros solo utilizan el chantaje para lograr su objetivo.

En esta historia, una jovencita de escasos 13 años, pero con lento aprendizaje, es abusada por un sujeto que después de cometer su fechoría abandonó a la menor en una carretera

¿Quién es ella?

Es la mayor de 4 hijos, aunque tiene otra hermana más grande que vive con su abuelita materna. “El embarazo de ella fue difícil, se me quería salir a cada rato. Me dieron unas hierbas para que no se me malograra. Me la pasé en reposo hasta que por fin nació; no sé qué hay en la familia, pero ese mal lo hemos tenido dos de mis hermanas. Los niños de ellas tienen problemas más graves, porque uno de a tiro no camina y el otro tiene retraso mental muy fuerte. Esta niña se tardó mucho en aprender a ir al baño, todavía se orina en la cama y en la escuela los maestros siempre le batallaron para que aprendiera. Yo digo que me la pasaban por lástima, porque no aprendía nada. Sus hermanillos son bien canijillos, todo acatan, pero ella no”.
“No me gusta la escuela, no le pongo atención al maestro, a mí me gustan los novios y pintarme la boca. Trabajo con mi papá mochando ajos, mi papá me da 20 pesos”

La acosaba

Ya nos habíamos dado cuenta de que el hijo de unos vecinos procuraba mucho a la niña. Siempre le decía que estaba bien buena, nos dábamos cuenta porque ella misma nos platicaba. Ese ya está bien correteado y está hasta casado. Es bien mujeriego, de eso se conoce en el rancho. Mi esposo ya le había reclamado varias veces, pero seguía. Se defendía diciendo que mi niña era bien aprontona. Una vez mi esposo fue a bajar a la niña de la troca de él; se hicieron de palabras y el viejo decía que la dejara que al cabo que la “morra” quería. Mi esposo se enfureció, pero lo calmaron unos vecinos. Eso pasó varias veces, decían en el rancho que se la quería llevar para el monte.

¿Quién es ella?

Un día en la tardecita, después de misa. Llegó la mujer del viejo, andaba buscando a mi niña. Iba desencajada del coraje. Llegó gritando de peladeces, diciendo que donde estaba esa chamaca piruja, que le iba a partir su madre. Dijo muchas ofensas muy feas, que mi niña era la buscona, que le quería robar al marido. Para esa vez, la niña tenía los 12 años, suerte que no la vio porque si no sí me la golpea. Lo que yo digo es que no se daban cuenta de que es una niña.

Desapareció

“Ese día, la niña se fue con su papá a cortar el ajo. Para eso del mediodía se vinieron de la labor a recoger unos fertilizantes. Dice mi esposo, que de repente ya no vio a la niña y que pensó que se había venido a la casa. Él se regresó a la labor y como a eso de las 6 o 7 que regresó a la casa le pregunté por la niña y me dijo que ya se había venido desde el mediodía. Sentí un susto muy feo, porque presentí que algo malo le había pasado. Era viernes, iba a haber un baile y desde la mañana yo había visto al fulano, tomando cervezas. Nos fuimos a buscarlo, porque luego, luego supe que él la tenía. Nos recibió la vieja y nos dijo que desde temprano no sabía nada de él. Luego unos viejos que mi esposo conoce le dijeron que sí habían visto que iba el fulano con la niña rumbo a Morelos. No supimos nada de ellos, mi esposo le habló al guardia ejidal y de ahí mandaron una patrulla. La anduvimos buscando y también a él, pero no aparecieron.

Volvió sin ella

No sé cómo pasamos la noche, a vuelta y vuelta y nada, ni de la niña ni del fulano. Como a eso de las 9 de la mañana, vimos que venía la camioneta del fulano. Lo estaban esperando los policías, se hizo el desentendido y dijo que andaba con un tío en otro rancho. Mi esposo se le dejó ir a los golpes, pero los policías los desapartaron. No quería hablar nada, pero de ahí se lo llevaron al Ministerio Público. Ni con los otros policías decía qué le había hecho a la niña. Yo pensaba lo peor, creía que la había matado, me regresé para el rancho y la vieja del fulano todavía me fue a pelear por su viejo. Los señores que vieron que se la llevó le dijeron a mi esposo que había que irla a buscar a Morelos y se fueron en dos trocas.

La encontraron

“Tenía mucho miedo, a mí no me gustó lo que me hacía. Cuando lo vi me dijo que me subiera a la troca, que me iba a llevar a comprar un perfume y una bolsita. Yo sí le creí porque él era mi novio, ya no es mi novio porque lo metieron a la cárcel. Él me decía que me quería mucho, pero cuando me llevó para el cuarto en Morelos, a mí no me gustó. Me dolía mucho y él estaba muy borracho. Olía muy feo. Ahí me tuvo todo el día y toda la noche. Eso me lo hizo muchas veces, pero a mí me dolía y le decía que no quería. Él me decía que eso hacían los novios yo le decía que nada más quería besos, pero él me seguía haciendo eso.

En la mañana yo me quería ir para mi casa, le dije que me llevara a mi casa, pero se despertó muy enojado y me subió de los cabellos a la troca y cuando agarramos el camino me bajó de la troca, me dijo que fuera caminando porque si lo veían conmigo lo iban a matar. Tenía mucho miedo, porque yo no sabía andar sola en la carretera. Me senté debajo de un árbol porque tenía miedo. Estaba esperando que pasara alguien, ya tenía ahí un rato y no veía a nadie del rancho. Cuando me fije que venía la camioneta de mi papá estaba llorando y pensé que me iba a regañar. Le dije que me quería bañar porque olía muy feo y me llevaron al doctor.

Lo negaba todo

“Todos los estudios resultaron positivos, a pesar de que negó todo, lo dejaron en la cárcel. Desde ese día no hemos estado tranquilos, los familiares del fulano, nos agreden e insultan a la niña. Hemos recibido amenazas. Hemos pensado en irnos de ahí al rancho de donde soy yo. Ahí tenemos las tierras que le dejó mi suegro, de eso vivimos y allá con mis papás no tenemos nada. Tenemos que llevar a la niña a terapia porque desde ese día no puede dormir, le da terror en la noche y se despierta muy sobresaltada. Tiene mucho miedo y de todo llora. Teníamos miedo de que fuera a resultar embarazada, pero por suerte no fue así.

Consecuencias de la situación de abuso sexual

La variabilidad de las experiencias que conllevan la categoría de abuso sexual y los distintos contextos en los cuales éste se produce, determinan diversos niveles de impacto en las víctimas. De esta forma, la sintomatología presentada tiende a ser distinta de un niño, niña o adolescente a otro. Algunos de ellos podrían presentar sintomatología grave e inmediata, mientras que otros podrían presentan sintomatología sólo en el largo plazo.

Las consecuencias dependerán, por lo tanto, de la edad, el desarrollo cognitivo y emocional, el daño físico producido, los factores resilientes, la cultura en la cual se encuentra inserto/a el niño, niña o adolescente, la relación con el perpetrador, la cronicidad del abuso, la tipología de éste, la sensación asociada de temor y culpabilidad, la utilización de amenazas o soborno, la pesquisa temprana, la reacción del adulto no abusador ante la revelación y el tratamiento proporcionado a las víctimas. El sexo y edad del agresor/a no presenta relación con la severidad de las consecuencias en los niños, niñas o adolescentes.

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