Mi delito… decir la verdad

Foto: cortesía
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La mamá del niño nunca le creyó los abusos que sufría por parte de su padrastro.

Es una realidad latente y creciente la desintegración familiar en la época actual.

En muchas ocasiones, la pobreza y falta de oportunidades lleva a las madres de familia a tratar de rehacer su vida integrando un padrastro a sus vidas para que ocupe el lugar que abandonó el padre.

En la mayoría de las ocasiones, estos sustitutos paternos no muestran mayor interés en el bienestar de su nuevo hogar. Muchas ocasiones solo buscan satisfacer sus instintos insatisfechos o encontrar fácil manutención dentro de la familia.

Esta lamentable historia es de un adolescente, víctima no solo de su padre biológico, sino también de su padrastro, quien no dudó ni un poco en satisfacer sus instintos con el jovencito.

Familia desintegrada

Mi padre vive en la comunidad El Salto en Fresnillo; cuando vivíamos con él las cosas eran muy feas, mi papá era muy malo con mi mamá y con nosotros: siempre la estaba golpeando, yo me metía a defenderla, pero no podía con él, a veces me pegaba con el puño directo en la cara y mi mamá decía que no me podía llevar a la escuela porque si se enteraban de lo que pasaba los metían a la cárcel.

Mi mamá dejó a mi papá porque ya no soportábamos esos malos tratos y yo llegué a ver cómo le hacía “groserías” a mi mamá: primero la golpeaba mucho y luego le rompía la ropa, mi mamá le decía que la dejara en paz, que ahí estábamos mis hermanos y yo, pero él decía que le valía que lo viéramos.

Luego volteaba y nos decía ‘para que vean como se trata a una vieja y aprendan a ser hombres’. Yo sentía muy feo, me ponía a temblar y nada más les tapaba los ojos a mis hermanos con un suéter para que no vieran.

Cuando escuchaba a mi mamá como gritaba del dolor, hasta me orinaba en los pantalones, mi papá luego se iba a pegarme porque me había hecho. Yo apenas tenía nueve años.

La voz de la madre

Tuve que dejar al que fue mi esposo y conocí a “este” otro; se me hizo buen hombre, lo conocí allá en el rancho porque cuidaba a los animales de ese lugar y yo le dije que tenía a los 3 muchachos y él me dijo al cabo están “rebonitos” lléveselos.

Nos fuimos de ahí porque ya estaba harta de cómo me trataba este hombre. También porque yo tenía mis sospechas de que un “joto” del rancho andaba molestando a mi hijo el más grandecillo; me dijeron que los vieron en la caballeriza de la casa de Don Filemón, mi hijo me confesó que él lo había amenazado para ir ahí.

También un borracho

Los primeros meses de que me fui con él lo empecé a ver que se ponía a tomar muchillo. Me decía que porque sentía feo haber dejado su trabajo y que aquí en San José no se sentía a gusto, luego llegó a pegarme, no de gravedad como el otro, pero ya ve cómo son los hombres.

Nos fuimos a vivir mejor con unos parientes a Nayarit porque para esos días mi hijo también había hablado de más con unos policías preventivos de cosas que inventó que le hacía este hombre.

Cuando estábamos allá mi hijo me dijo que había “echado” mentiras para que yo lo dejara porque no quería ver que me siguieran pegando, cuando me dijo eso yo me regresé otra vez para San José y desde entonces yo creo plenamente en él.

Además, tuvimos una hija y él cumple con sus obligaciones de marido, aunque sigue tomando, eso de la bebida es muy difícil que la dejen los hombres. Pero fuera de eso no me falta nada y como hombre me satisface muy bien.

No le gusta batallar

A este muchacho no lo llevé a la escuela, ¿pa’ qué? me dijeron que tenía muchos problemas psicológicos y a mí no me gusta batallar.

Una de madre espera que sus hijos crezcan para la mantengan a uno y mientras uno debe buscarse un hombre que le cumpla como hombre y que dé para el sustento. Pero ni crea, aquí yo trabajo para no dejarle la carga a este hombre, me voy al chile y me pagan 60 pesos diarios; ahora que nació la niña, al mes ya andaba en la pizca, tampoco crea que soy nada más atenida, también le busco para mis hijos, pero ahorita yo no quiero andar batallando ya con este muchacho porque me salió muy mal agradecido y mentiroso.

Él inventó todo para que me deje de con este hombre; yo creo que le tiene mala voluntad o no quiere verme feliz y yo lo echaba a la calle.

¿Cómo empezó todo?

Nadie me cree, es que la primera vez como veía muy triste a mi mamá mejor ya dije que no era cierto, yo pensé que ese viejo se iba a calmar.

Es que todo empezó una vez que me mandó al otro rancho a comprarle una botella, yo no quería ir, porque ya sabía que se ponía borracho y le pegaba muy feo a mi mamá; me acordaba de lo que le hacía mi papá; pero si no iba por la botella se ponía peor.

Me iba caminando, son como 5 kilómetros, luego ya me regresaba de ride o caminando. Esa vez me pararon los policías y me dijeron que a dónde iba y que por qué llevaba una botella; les respondí que era para mi padrastro.

Ellos me llevaron al rancho y de ahí mi padrastro se enojó mucho y me pegó, yo me salí y me fui con los policías para decirles lo que había pasado, también les dije otras cosas que me hacía, me llevaron con unas licenciadas y les dije todo.

Mi mamá mejor se dejó de con él y nos fuimos a Nayarit, pero de eso hace como 3 años; como yo la veía triste mejor le dije que eran mentiras, yo pensaba que él se había calmado.

Las mentiras que dijo

Mi mamá no quería que yo fuera a la escuela, me decía que yo tenía que trabajar para mantenerla y me ponía a ayudar a mi padrastro en el rancho de los patrones. Ella se iba a levantar el chile, cuando mi mamá se iba, “el viejo” se ponía calzones de vieja, yo lo veía y también lo que se ponen las mujeres arriba. Luego se amarraba una mascada en el cuello y se ponía a bailar, yo le decía a mi mamá pero no me creía. Me decía que era un mentiroso y me pegaba en la cara para que no anduviera diciendo cosas.

Pero eso no era todo. “el viejo” me ponía a echarles alimento a los animales, ahí había un cuarto en donde guardaba los costales de la engorda, pero ese viejo me metía ahí y me ponía a hacerle cosas y él también me hacía cosas a mí.

Me decía que no dijera nada porque iba a matar a mis hermanos o les iba a hacer igual y yo me acordaba de lo que veía con mi papá y me daba mucho miedo.

Todo eso les dije a los policías, cuando nos fuimos y regresamos yo pensé que ya se iba a calmar y que esto ya se iba a olvidar.

Cuando regresamos siguió con sus cochinadas, pero esa vez ya no me dejé y me pegó con un palo. Me dijo que iba a matar a mi hermanita, yo le dije a mi mamá pero no me creyó y me pegó. De los golpes me dijo que me los merecía por mentiroso. Por eso me fui con los policías y ya fue cuando metieron a la cárcel al viejo.

Lo echaron

Mi mamá me corrió de la casa, me dijo que me fuera porque no quería a un hijo así. Yo mejor quisiera que “el viejo” saliera de la cárcel para que mi mamá ya esté contenta.

Es que a ella no le alcanza para darles a mis hermanos y ahorita tuvo que salirse del rancho de los patrones por todo lo que pasó. Nos fuimos a la casa de mis abuelitos, mi mamá va casi a diario a visitar al viejo a la cárcel y le lleva a mi hermanita para que lo vea.

Yo no me hablo con mi mamá.




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