Mi delito… Cuidar a mi carnala

Historias de Lobos.
Historias de Lobos.

Una familia sufre la lamentable pérdida de ambos progenitores. Un accidente automovilístico cambió la historia de esta familia y los hijos se ven en la necesidad de salir adelante solos. Afortunadamente ya no eran menores de edad a excepción del más joven que al momento de perder a sus padres tenía 14 años. Desde ese … Leer más

Una familia sufre la lamentable pérdida de ambos progenitores. Un accidente automovilístico cambió la historia de esta familia y los hijos se ven en la necesidad de salir adelante solos.

Afortunadamente ya no eran menores de edad a excepción del más joven que al momento de perder a sus padres tenía 14 años. Desde ese momento, y hasta la fecha, ha estado constantemente en problemas judiciales hasta que perdió su libertad por lesiones calificadas.

Su historia  personal

“Cuando se murieron mis jefecitos, fue muy difícil para mí. Mis carnales ya estaban casados y mi hermana ya mero se casaba también. Todos tenían una vida ya hecha. Yo me quede solo en la casa y la tristeza todavía no se me quita.

Mi hermana siempre estaba al pendiente de mí, pero la mayor parte del tiempo estaba solo. Dejé de ir a la escuela, me levantaba muy tarde y me salía a la calle. Nomás andaba de vago. Nunca me faltó la comida, de eso nada. No me quise ir a vivir con mis hermanos porque los hombres viven en el norte y era muy difícil que me pasaran.

Mi hermana se juntó con uno que le dicen “El Natas”, ese vato no me gustaba para mi carnala porque es un marihuano y no tiene ni trabajo, ni nada. Ella se iba a casar con otro de la comunidad del Saucito, pero llegó este vato y se la robó.Ellos ya habían sido novios y el vato se había ido a trabajar a Los Ángeles, de ahí llegó enviciado, se hizo marihuano”.

Comenzaron los problemas

“Le llamé a mis hermanos para decirles lo que había pasado y el mayor dijo que iba a venir en cuanto juntara para que lo pasaran. Para esto, mi hermana se lo había traído para la casa, pero yo también vivía ahí y cuando llegó mi hermana con su vato, no pensé que fuera para quedarse.

Llegaron temprano y yo me salí. Con “El Natas” yo tenía broncas desde que yo era niño. Tenía como 8 años, me quiso hacer “cochinadas”, yo nunca le dije nada a nadie. Si me acuerdo, porque yo andaba con mis amiguillos, andábamos jugando en un potrero a matar lagartijos a pedradas, ahí también había un silo.

“El Natas” andaba en el silo y nos habló. Dijo que fuéramos porque nos iba a enseñar algo, fuimos a ver qué y este empezó a preguntar que si queríamos dinero, que él nos daría lana si le hacíamos “algo”. Le decíamos que nos dijera que y en eso se bajó el pantalón y nos dijo que le hiciéramos con la boca. Yo lo mandé con groserías a la fregada, jalé a mi amigo ynos fuimos corriendo. Desde entonces yo le agarré mucho coraje al “Natas”.

Pleitos

“Siempre le sacaba la vuelta porque después de que pasó lo del silo a mi amigo y a mí, nos amenazó y nos dijo que si decíamos algo nos iba a cargar la fregada. De morrillo si me daba miedo que me fuera a hacer algo, pero ya cuando empecé a crecer el miedo se me fue quitando, lo enfrentaba y el joto corría. Tuvimos  varios pleitos, unos a palabras y otros si llegamos a darnos una revolcada, pero luego, luego nos separaban porque sabían que yo si le traía ganas.

La primera vez que si le puse en su madre fue cuando se hizo novio de mi hermana. Los vi agarrados de la mano en el potrero, no aguanté el coraje y me le dejé ir. Mi hermana me gritaba que lo dejara, pero yo quería matarlo. En ese entonces tenía como 16 y mis jefes ya no estaban.

Yo sabía que tenía que ver por mi hermana aunque ella fuera más grande  que yo. Esa vez que me lo fregué le di con una piedra, pero no le hice nada porque me lo quitaron. Mi hermana estaba muy molesta conmigo y dejó de hablarme. Me echaba la culpa de que su novio la había  dejado para irse al otro lado. Yo creo que sí, porque ya lo tenía azorado.

Para mi suerte crecía más que él y fácil le ponía en su madre. Le perdí el miedo una vez que lo vi chillar y me decía que ya no le pegara. Para mí era bien joto y no quería que tuviera nada que ver con mi hermana”.

Los problemas volvieron

“Después de eso, “El Natas” se fue al otro lado a trabajar y mi hermana le lloraba pero se le fue pasando. Yo nunca me fijé que le mandara cartas o algo, ni había vuelto a saber nada
de él. Mi hermana se hizo de otro novio y ya tenía planes de casarse.

Para las fiestas del pueblo que son en agosto, nos enteramos que “El Natas” regresó. En esas fechas todos andamos borrachos. Llegan los que viven en el otro lado y en donde quiera hay fiestas. Mis hermanos también vinieron porque mi hermana se iba a casar 15 días después”.

Todo se salió de control

“El mero día de la fiesta del pueblo hubo un baile y nos fuimos para allá mis hermanos, sus mujeres y yo. Mi hermana iba a ir con su futuro marido, pero se iban a ir aparte. Mis hermanos dijeron que antes de llegar al baile nos echáramos unas frías para llegar ya entonadillos al baile.

Anduvimos echando cheve, dando la vuelta en la camioneta de mi hermano y duramos como unas dos horas. De ahí nos fuimos para el baile, yo ya sabía que ahí iba a andar “El Natas” y yo iba pensando en cómo me lo iba a fregar.

Yo ya andaba pedo y nomás necesitaba cualquier cosa para explotar y partirle su madre. Llegamos al baile y mis carnales me dicen “¿con quién anda bailando ésta? Les digo “quién” y me dicen “pues la piruja de tu hermana”. En eso volteo y la alcanzo a ver que andaba bailando con “El Natas”.

Me empiné la chela que me estaba tomando y lo único que pensaba era en fregármelo. Me acabé la chela y agarré el envase del cuello y lo azoté contra el piso. Me llevé el envasé roto porque yo no cargaba ni cuchillo ni revólver.

Iba cegado por la furia, solo veía al “Natas” con mi hermana. Llegué a donde estaban y en eso “El Natas” me dio la espalda, le agarré un brazo para jalarlo y voltearlo para conmigo, pero de repente se hizo el pleito.

Dicen que yo le di con la botella en la cara, pero eso no es cierto. Otros que también le traían coraje le dieron con una navaja en el cachete.

Dijeron que lo mataron

Yo nada más vi mucha sangre y me retiré de ahí. Escuché a uno que le dicen “El Tuerto” decir que ya habían matado al “Natas”. Mejor me fui de ahí”.

Mi hermana me denunció

“Mis hermanos se acercaron y me dijeron que nos fuéramos de ahí. Llegamos hasta donde estaba la camioneta de mi hermano y cuando íbamos para allá vimos que llevaban al “Natas” entre dos y también me fijé que había mucha sangre.

No sé para donde lo llevarían porque ahí en el pueblo no hay hospital. Ahí supe que no se había muerto. Días después llegaron los policías a mi casa y nomás me preguntaron mi nombre, me dijeron que los acompañara sin resistirme porque tenían una orden de aprehensión por intento de homicidio y que mi hermana era la que me había denunciado.

Mi hermana dijo que yo llegué y lo ataqué con la botella, que le corté la cara y los brazos, que ella trató de defenderlo y que también la corté en los brazos. Eso no es cierto, se hizo el pleito y me quieren culpar a mí.

Si se muere o queda marcado de por vida se lo merece y no le hace que yo esté en la cárcel. Lo bueno es que mi hermana no se va a quedar con él. Mis hermanos quieren arreglar y pagarle pero no se da. Mi hermana ya ni se casó con el que era su novio, se supo que el día del baile se iban a ir para el otro lado y el que era su novio ya no la quiso.

Emoción violenta

La emoción es un estado en el que la personalidad experimenta una modificación por obra de un estímulo que incide en los sentimientos. Se ha dicho con frecuencia que la emoción es un sentimiento. La calidad de los sentimientos podrá hacer  más o menos probable en unos que en otros el estado emocional, pero no son la emoción misma. Sentimientos dispares en su naturaleza, como el amor paterno o filial y el odio, pueden dar lugar a la emoción.

Desde el punto de vista de la psicología forense, la emoción tiene importancia fundamental, pues se le invoca en la psicogénesis de muchos delitos.

La psicodinámica de la motivación criminal reconoce tres tipos de emociones:

A)Emoción fisiológica: provoca perturbación de la capacidad de síntesis, puede haber inhibición voluntaria y tendencia al automatismo. Si bien no existe amnesia, puede haber
memoria imprecisa. Su invocación se realiza, en especial, en falso testimonio y en algunos delitos culposos.

B)Emoción violenta: tiene una intensidad mayor que la anterior pero tampoco llega a suprimir la conciencia ni la memoria.

La memoria presenta trastornos trascendentes como falta de nitidez y lagunas, es decir, hay hipomnesia irregular y a veces progresiva. Provoca mayor tendencia al automatismo y a las conductas impulsivas.

C)Emoción patológica: produciría inconsciencia fugaz; perturba la voluntad, el juicio y la inteligencia en forma grave. Hay amnesia de iniciación brusca y que abarca la totalidad del acto.

Necesita una base constitucional y un factor determinante. Se pierde el control inhibitorio, se exalta el automatismo, hay descarga motriz y el sujeto puede sentir depresión posterior.




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