Mi delito… Andar secuestrando

Historias de Lobos.
Historias de Lobos.

Muchos jóvenes en la actualidad han perdido completamente el sentido positivo de sus vidas o, equivocadamente, lo han encontrado en actos destructivos que los están llevando a terminar privados de su libertad o en el peor de los casos muertos o desaparecidos. Las causas pueden ser muchas, innumerables quizá, pero lo cierto es que existe … Leer más

Muchos jóvenes en la actualidad han perdido completamente el sentido positivo de sus vidas o, equivocadamente, lo han encontrado en actos destructivos que los están llevando a terminar privados de su libertad o en el peor de los casos muertos o desaparecidos.

Las causas pueden ser muchas, innumerables quizá, pero lo cierto es que existe una total indiferencia por el dolor de los demás, inclusive el dolor propio.

Esta historia habla de un grupo de jóvenes que se dejan llevar por malas decisiones y malas compañías que los llevan a estar presos, acusados de delitos graves, compurgando sentencias muy largas.

Exceso de velocidad

Fueron interceptados al circular a exceso de velocidad, por la carretera a León, Guanajuato. Sin hacer el alto correspondiente a los reductores de velocidad, el conductor de 16 años iba acompañado por una mujer de 19 años de edad.

Al momento de ser detenidos por la Policía Federal identificaron el vehículo en el que se transportaban y cuando estaban siendo revisados se detuvo una camioneta tipo pickup detrás de ellos, de esa unidad se bajó el conductor, otro joven de 17 años acompañado por una chica de 21.

Se les pidió que se identificaran, así como al vehículo, ya que ninguno de los conductores pudiera acreditar la propiedad de las unidades, entonces se solicitó la información a la base nacional.

Fue en ese momento que la camioneta pickup, resultó con reporte de robo en la ciudad de Zacatecas y a partir de entonces, los cuatro jóvenes cayeron en una serie de contradicciones acerca de la documentación de los vehículos, al igual que la información acerca de a dónde se dirigían. Después de un rato de contradicciones y mentiras, aceptaron que no tenían papeles y que la camioneta pickup la entregarían a unas personas en León.

Continuaron interrogándolos y los jóvenes terminaron aceptando que ya sabían que la camioneta era robada y que la joven de 19 años que viajaba en el primer vehículo, les había dicho que llevaran la camioneta de Zacatecas a León.

Que se regresarían en la camioneta Suv y en caso de ser vistos, se identificarían con una credencial de elector y licencia como si fuera propia, hecho que la joven aceptó.

En ese momento las mujeres quedaron detenidas en el estado de Jalisco, ya que ambas declararon ser mayores de edad y a los jovencitos los retuvieron solamente por tener indicios de que fueran menores de edad y según las leyes deben recibir un trato diferente.

¿De dónde sacaron el vehículo?

Ese día fui a dejar a mis papás a la central camionera, ya venía de regreso a mi casa cuando me di cuenta de que un carro más o menos nuevo con vidrios polarizados me echaba las luces. En eso reconocí a una de las chavas que iba ahí y me paré a platicar con ella.

Venían como seis en el carro. Ella tiene como 19 años y venían otras que son vecinas, como de 21. Me dijo que tenía que platicar conmigo de unas cosas y me orillé.

Yo andaba en una camioneta Suv propiedad de mi papá y cuando me paré, ella se bajó de su carro y me dijo “ven para platicar”.

Nos fuimos para adelante de mi camioneta y me decía puras tonterías de que yo le quería hacer daño a ella y su familia. Yo me saqué de onda porque no sabía de qué me hablaba.

Me insistía en que yo si sabía de qué me hablaba y luego se bajó la vecina de esta morra y otra que dijo que también me conocía. Ellas le dijeron que me conocían y que yo no estaba metido en problemas, luego se acercó otra camioneta con amigos de ella, eran tres hombres y venían en una pickup; se bajaron dos, se acercaron con esta chava y ella les dijo que yo sabía la verdad.

Se arrimó y corrió a las otras chavas, luego me empezaron a decir que si sabía la verdad de la familia de esta chava, pero yo les decía que no. En eso me dijeron que fuera con la familia de esta muchacha para aclarar todo, les dije que no podía.

Sacaron un arma

En eso uno de ellos sacó un arma, no sé si sería de verdad o qué, pero yo me asusté mucho. Me dijeron que no la hiciera más difícil que me subiera, que al cabo nomás íbamos a hablar con la familia.

Me subí y le dije a la muchacha que fuéramos los dos nada más, pero se subieron los dos chavos también. En eso ella hizo como que le llamaba a su familia y preguntó que en donde estaban; dijo que estaban en Calera y le dieron para allá.

Cuando llegamos a Calera daban muchas vueltas como buscando un lugar, pero pienso que nada más me querían confundir, y por fin dieron con la casa, era una a medio terminar.

Me bajaron a punta de pistola y en eso ya traían otra arma más grande. Me apuntaban con las dos armas y me metieron a la fuerza a un cuarto que estaba todo solo.

Me secuestraron

Cuando ya estaba en ese cuarto me dijeron “agáchate”, y me metieron un golpe en la parte de atrás de la cabeza con una de las pistolas, me caí al piso.

Mientras estaba tirado me empezaron a sacar todas mis cosas de las bolsas de los pantalones, traía mi celular, las llaves y poquito dinero.

Me metieron unas patadas en las costillas y de ahí me pasaron a otro cuarto casi arrastrando, ya no me dejaron ir. Los chavos me golpearon otra vez y me aventaron al rincón, me ordenaron que no me moviera y que me quitara toda la ropa.

Me vendaron los ojos y con las agujetas me amarraron los pies, luego me pidieron los números de mi familia. Me obligaron a llamarle a mi papá, me dijeron lo que querían que dijera.

Les pidieron 500 mil pesos y los papeles de la camioneta, pero mi papá les dijo que esos no los tenía porque aún no la acababan de pagar. Ellos no le creyeron y me pegaron en la cara.

Volvieron a marcar porque como que mi papá no les creía, yo les hablé y les dije lo que querían.

Otra vez me golpearon para que escuchara mi papá, luego se salieron para hablar con mi familia, alcancé a escuchar que les decían que me iban a matar y que si no daban lo que pedían también iban a matar a mi mamá.

Lo abandonaron

Así me dejaron toda la noche un buen rato, mientras unos fueron por la camioneta. Empecé a escuchar muchos ruidos en la casa y luego pensé que ya me iban a matar porque llegaron más.

Otra vez me golpearon y me amarraron las manos y  los pies, me dijeron que ya me durmiera pero yo tenía mucho miedo. Así siguieron un rato y se escuchaba que tumbaban cosas. Después de un rato dijeron que pasaba mucho la policía, que sentían que los andaban buscando.

Luego de eso ya no se escuchó nada, por mucho rato.

Lo ayudaron

En eso sentí que empezaron a moverme y a desatarme. Era un señor, le dije que quería ir al baño y me preguntó que porque estaba ahí, le dije lo que pasó y él me dijo que no quería problemas, pero que me iba a ayudar.

Me dio ropa, me prestó zapatos y me acompañó a salir de ahí para llegar a mi casa. Yo le agradezco mucho su buena voluntad a ese señor.

Génesis de la conducta

Los adolescentes son funcionales para el mercado delictivo debido a su bajo autocontrol, el descuido familiar y, entre otros elementos, la necesidad de pertenecer a uno o más grupos sociales.

A su vez, en caso de ser detenidos, los adolescentes reciben consecuencias penales menos costosas que los adultos, razón por la cual los adultos les entregan un lugar estelar en la consumación del delito.

Para los adolescentes es atractivo porque les entrega el protagonismo (poder, reconocimiento, entre otros) que no tienen con otras personas y espacios sociales.

Ahora bien, no todo delito racional adolescente es influido por adultos. Los adolescentes que tienen cierta trayectoria como infractores de la ley penal planifican sus ilícitos con base en la experiencia y en la construcción grupal.

Otros factores que intervienen para que un joven cometa ilícitos, son: la polaridad social, la falta de oportunidades y el escaso acceso a una educación de calidad, que va desde la educación formal escolar hasta la educación emocional, que permita obtener habilidades emocionales para relacionarse y crear una conciencia de responsabilidad individual y social.




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