Acción en tiempos de coronavirus

Gerardo Luna Tumoine.
Gerardo Luna Tumoine.

La crisis mundial del coronavirus ha provocado que todos los líderes religiosos mundiales y locales se pronuncien sobre la epidemia con diferentes campañas de movilización, todo a través de las redes sociales y distintos medios. Sin embargo, también hay líderes que invitan a la sensibilización desde la praxis como el Dalai Lama, quien nos hace … Leer más

La crisis mundial del coronavirus ha provocado que todos los líderes religiosos mundiales y locales se pronuncien sobre la epidemia con diferentes campañas de movilización, todo a través de las redes sociales y distintos medios.

Sin embargo, también hay líderes que invitan a la sensibilización desde la praxis como el Dalai Lama, quien nos hace reflexionar acerca de que no es suficiente rezar por la paz mental, sino que tenemos que examinar lo que nos perturba, lo que nos molesta y eliminarlo, de la misma manera solo desear el estar bien no curará la enfermedad física, sino que se debe adoptar las medidas preventivas y tomar el medicamento recetado.

En estos momentos de crisis creo que la ética es más importante que la religión, ya que no llegamos a este mundo siendo adeptos de una religión en particular, pero la ética sí es innata. Una de sus creencias centrales es que la búsqueda de la felicidad y el deseo de evitar el sufrimiento son anhelos comunes de todos los seres humanos. Una profunda conciencia de la bondad de las personas que son esencialmente amables, serviciales y gentiles, puede darnos coraje y esperanza para vivir. También a nivel personal, tal visión de nuestra naturaleza básica puede ayudar a promover una mayor sensación de bienestar y conexión con los demás.

El conocimiento y la práctica de la religión han sido útiles, por supuesto, pero hoy día ya no son suficientes, como muestran cada vez con mayor claridad ejemplos en todo el mundo. Esto es cierto en todas los cultos, incluidos el cristianismo, se han hecho guerras en nombre de la religión, incluso “guerras santas”, porque las religiones han sido y son frecuentemente intolerantes, sobre todo cuando algunos de sus miembros se convierten en fanáticos, de ahí surge mi concepto acerca de que una persona religiosa puede ser peligrosa, en el sentido de fanatismo.

Por eso digo que en este siglo necesitamos una nueva ética que trascienda todas las religiones. La espiritualidad humana básica es mucho más importante que la religión. Es una inclinación hacia el amor, la bondad y el cariño que todos tenemos dentro de nosotros, sea cual sea la religión a la que pertenezcamos.

En mi opinión, la gente puede vivir sin religión, pero no sin valores internos, sin ética. La finalidad de una ética laica es liberarnos del sufrimiento efímero y del duradero, y desarrollar la capacidad de apoyar a otros en la búsqueda de la felicidad. Un aspecto de la compasión es la voluntad espontánea de actuar en beneficio de los demás como en estos momentos se requiere.

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