Monumento a las madres zacatecanas

Tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo ya existía el homenaje a la figura materna. En la antigua Grecia se celebraban las fiestas en honor a Rhea, la madre de Júpiter, Neptuno y Plutón.   Los romanos ofrecían culto a la diosa Osiris, a mediados de mayo para festejar a la naturaleza, la … Leer más

Tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo ya existía el homenaje a la figura materna. En la antigua Grecia se celebraban las fiestas en honor a Rhea, la madre de Júpiter, Neptuno y Plutón.  

Los romanos ofrecían culto a la diosa Osiris, a mediados de mayo para festejar a la naturaleza, la fertilidad y el amor. Asimismo, en Mesoamérica ya se honraba a la maternidad, tal es el caso de los aztecas que rendían tributo a la madre de Huitzilopochtli, la diosa Coyolxauhqui o Maztli.

También lo hacían con la madre de todos los dioses, Tonantzin, cuyo nombre significa «nuestra madre venerable». Después de la llegada de los españoles, la veneración estaría orientada hacia la Virgen de Guadalupe, madre y forjadora de la nación mexicana.

La dedicación de un día especial a las madres de carne y hueso la encontramos en la Inglaterra del siglo 17, donde se hizo costumbre el día “Domingo de servir a la madre”. Todos tenían ese día libre y pagado para que fueran a visitar a sus progenitoras. Con el paso del tiempo diversos países del mundo fueron instituyendo un día especial del año para honrar a las madres. 

En Estados Unidos, Ana Jarvis –tras la pérdida de su mamá–, logró que en 1914, el Congreso aprobara el segundo domingo de mayo como el día de las madres y lo declarara fiesta nacional. Muy pronto, más de 40 naciones apoyaron esta idea, sin embargo, algunos de ellos (como fue el caso de México) cambiaron la fecha y la fijaron en el 10 de mayo, sin importar que cayera o no en domingo.

En nuestro país, la propuesta de instituir el día de la madre corrió a cargo del diario Excélsior (1922). El promotor de la idea fue el periodista y hombre de letras Rafael Alducín.

No pasaría mucho tiempo para que el 10 de mayo se celebrara en el resto del país. Zacatecas acogió con gusto la iniciativa, a tal grado que una de las primeras muestras públicas de homenaje a las madres zacatecanas se llevó a cabo el viernes 10 de mayo de 1929, en el Teatro Calderón.

El evento fue organizado por un numeroso grupo de profesores de la ciudad. Luego, en 1933, el periódico local Orientación instituyó un concurso literario infantil para el Día de la Madre, con el objeto de despertar el más vivo y cariñoso sentimiento entre los niños hacia el ser más abnegado y generoso que cuenta la humanidad: la madre”.

Esto significa que en un principio, tanto en México como en Zacatecas, la decisión de festejar a las madres fue tomada por la sociedad civil y por la iniciativa privada. Poco después, las instituciones gubernamentales se sumarían a este homenaje.

Esta celebración fue arraigándose poco a poco en nuestro país y en esta entidad federativa. No faltó la idea de erigir un monumento a la madre. En la ciudad de México  se levantó uno de los primeros del país, siendo develado el 10 de mayo de 1949 en la avenida Insurgentes por el presidente Miguel Alemán y su esposa.

La obra era una gran masa de concreto, en la que una mujer cuya mirada serena se dirige al horizonte, al pie de la estatua se inscribió la frase de Antonio Ibargüengoitia: “A la que nos amó antes de conocernos”.

A 20 años de tal acontecimiento, en Zacatecas también floreció la inquietud de rendir un homenaje perpetuo a las madres por medio de un monumento. Todo comenzó en 1970, cuando las autoridades estatales y municipales determinaron redignificar el antiguo jardín Morelos (ubicado al oriente de la Alameda).

Durante los trabajos de remodelación se reconstruyó la fuente y sobre ella se colocó un monumento dedicado a la Madre que fue develado el 10 de mayo de 1970.

La ceremonia estuvo presidida por el ingeniero Pedro Ruiz González, gobernador del estado y por el licenciado Guillermo Rubio Belmonte, presidente municipal de Zacatecas. El protocolo fue sobrio pero muy emotivo.

En primer lugar, el maestro de ceremonias presentó una larga lista de personalidades que encabezaban el acto.

Luego, las autoridades develaron el monumento que corona la fuente del jardín Morelos. Acto seguido, e invadidos por la emoción, los asistentes escucharon el discurso oficial que para tal ocasión fue pensado, escrito y pronunciado por el alcalde capitalino Guillermo Rubio Belmonte.

Con un lenguaje poético evocó los significados del mes de mayo, marco idóneo para celebrar de manera especial a las madres. En la última parte, refirió el simbolismo del monumento. He aquí un fragmento: “Las diferentes etapas de la vida del hombre llevan el sello que imprime la madre. En la niñez, hace cuna de su propio cuerpo y con canciones y argucias ingeniosas enseña al hijo las cosas de este complicado mundo al que le ha traído, ubicándolo como parte de él. Después, lo enseña a caminar física y emocionalmente y ya por siempre lo tendrá unido como pliegue de su vestimenta”.

El basamento de la estatua es la propia fuente de cantera de donde brota el agua que da y mantiene la vida. Sobre ella, posa una estatua de bronce de tamaño natural de una madre de mirada serena que acaricia y conduce por la vida a su hijo.

A diferencia de la escultura de la ciudad de México, la que se colocó en Zacatecas nos muestra una mujer acompañada de un hijo, una imagen demasiado explícita sobre la maternidad.

En esta obra se conjuntaron las manos diestras del cantero zacatecano que labró la fuente y las del escultor italiano Ponzanelli que diseñó y fundió al bronce la estatua, en cuya base aparece una placa metálica con una inscripción que dice: “Con la expresión de este monumento los zacatecanos rendimos pleitesía a la Madre, en su notable misión de conductora de sus hijos hacia las responsabilidades que reclama de ellos la Patria”. 

Felicidades a todas las madres que viven en Zacatecas… Les ofrecemos nuestra ferviente admiración y un humilde homenaje, hoy y siempre, porque la dignidad que portan como reinas de nuestros hogares no debemos honrarla sólo cada 10 de mayo sino todos los días de nuestra existencia.

*Cronista de Zacatecas

Imagen Zacatecas – Manuel González Ramírez