
El busto del prócer se instaló en la plazuela del centro de Zacatecas el 30 de abril de 1908 por lo que el nombre de la misma fue cambiado de Plaza de San Agustín a Miguel Auza.
ZACATECAS.- Este 2024, el busto en homenaje al prócer Miguel Auza, cumple 116 años de estar ubicado en la plazuela del mismo nombre.
Migue Auza nació en Sombrerete en 1822 y fue abogado y diputado local por Zacatecas además de representante del estado en el Congreso constituyente de 1856 a 1857.
Se le recuerda por haber combatido durante la guerra de Reforma dentro de las filas liberales, posterior a lo cual se desempeñó como gobernador interino de Zacatecas en 1858.
Auza luchó contra la Intervención francesa y el imperio y al triunfo de las luchas liberales se desempeñó como magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación además de desarrollar labores periodísticas en distintos medios impresos de la capital de la República.
El busto del prócer se instaló en la plazuela del centro de Zacatecas el 30 de abril de 1908 por lo que el nombre de la misma fue cambiado de Plaza de San Agustín a Miguel Auza.
La figura estatuaria fue inaugurada en tiempos del gobernador Francisco de P. Zárate mientras que como jefe político se desempeñaba Luis G. Córdova.
La obra estuvo coordinada por Leopoldo Caballero y el busto fue vaciado por la gran fontanería de Pignón, ubicada en Florencia, Italia y su pedestal fue hecho en México bajo la dirección de Silvio Contro.
Hay que destacar que en ese lugar había originalmente una fuente mientras que el diseño original del espacio corrió a cargo del jardinero jerezano Julio Soto.
Hace años esta plaza era atravesada por una calle en la que transitaban automóviles, hasta que se decidió dar prioridad a los paseantes y cerrarla a la circulación vehicular.
La plazuela cuenta con diversos atractivos visuales en sus alrededores ya que muchas casas y templos antiguos se conservan en buen estado, lo que la dota de una atmósfera especial.
Ahí se ubica el edificio del Obispado con sede en Zacatecas y, desde luego, el templo de San Agustín, uno de los valores emblemáticos de la cultura novohispana en la ciudad, que es admirado por propios y visitantes, que concurren asombrados a presenciar un pasado de enormes dotes arquitectónicas.
En los alrededores se ubican varios cafés y restaurantes establecidos en esta zona, lo que, de alguna manera, contribuye a generar diversión y entretenimiento entre los turistas.