
Martin Margiela es el desconocido más famoso del mundo de la moda.
Margiela nos recuerda lo que realmente es la moda: la expresión artística, la individualidad de la persona.
1988: Después de trabajar en Jean Paul Gaultier y Hermès, Martin Margiela invita a un grupo de personas con un telegrama al primer desfile de la nueva marca en una cafetería en París ¿Quién nos invita a un café?, Muchos pensaron.
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Telegram Invitation to the 1989 Show #maisonmargiela #maisonmartinmargiela
La audiencia, reunida con vista hacia un modesto escenario, era acompañada por el ruido y la confusión. La primera modelo aparece, usando solo pantalones blancos y una quemadura como si se hubiese asoleado con una camisa, la memoria de las prendas.
Pantalones en proceso, costuras por fuera, el color blanco que exhibe todo; Margiela demuestra que le gusta enfatizar las diferentes partes que constituyen una prenda.
A la mitad de la presentación aparece una modelo usando un look rojo y una máscara. Termina el desfile y comienza una nueva etapa en la moda: El anonimato.
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Alejado de la fama, en un mundo donde lo que más importa son las modelos y la audiencia que asisten a los desfiles, Margiela nos recuerda lo que realmente es la moda: la expresión artística, la individualidad de la persona.
Se burla de la industria del entretenimiento con sus modelos usando máscaras, casi pidiendo de manera indirecta: no se reduzcan a eso.
La filosofía del diseñador sobre el anonimato era basado en que no le gustaba establecer una jerarquía que lo distinguiese de su equipo de trabajo. El staff de la marca Maison Margiela hasta la fecha, usa una bata blanca de laboratorio con el fin de simbolizar la equidad y el bien colectivo. Otro ejemplo de una marca con sustento filosófico y esencia; Margiela ha hecho historia.
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