Luis de la Rosa, hombre de gran intelecto

En la historia nacional hay personajes zacatecanos que hicieron grandes aportes al progreso del país, uno de ellos fue Luis de la Rosa Oteiza.

Este personaje de gran intelecto nació el 23 de mayo de 1805 en el municipio de Pinos y se desempeñó como periodista, abogado, diplomático y político de ideas liberales.

Fue hijo de José Vicente de la Rosa y María Antonia Oteiza, quienes dieron una vida a Luis sin complicaciones económicas, por lo que formó parte de la los altos círculos sociales del estado de Zacatecas.

El pinense decidió estudiar Derecho, donde se especializó en la jurisprudencia; además incursionó en la administración pública, la literatura y el periodismo.

Desde su etapa de estudiante manifestó su afecto por las doctrinas y teorías de democratización.

El zacatecano simpre defendió su manera de pensar a través de sus escritos, por ello para los años de 1825 a 1827 publicó La Estrella Pola y El Fatasma, periódicos en los que defendía sus ideas de democracia en un México independiente muy joven.

A la par, produjo textos de corte literario para contribuir a las empresas editoriales nacientes en diferentes puntos del país.

En sus escritos manejó una gran variedad de temas, lo que lo hacía un fiel representante de la Ilustración y el querer compartir sus conocimientos con los demás.

Entre sus trabajos más representativos de corte científico se pueden citar La utilidad de las plantas, Los nidos de los pájaros, La planta pitcher, Historia Natural, El Cenzontle; pero donde su vocación de educador alcanza mayor plenitud es en Memoria sobre el cultivo del maíz en México.

Luis de la Rosa fue el único funcionario que estuvo en todas las secretarias que existieron en  la intervención norteamericana.

Fue diputado local al subir a la gubernatura de Zacatecas Francisco García Salinas.

Colaboró con varios presidentes como ministro; fue gobernador de Puebla, diputado constituyente y desempeñó el cargo de director del Colegio de Minería.

De la Rosa siempre defendió su manera de ver la vida, por ello pudo lograr mucho en el ámbito político, literario y social hasta que murió en la ciudad de México, el 2 de septiembre de 1856.

Imagen Zacatecas – Alejandro Castañeda