
También puede hacerse una especie de sopa o caldillo. | Foto: Imagen.
No puede pasar mucho tiempo en ese tronco pues son delicados y se marchitan con facilidad.
JALPA.- La temporada de lluvias sin duda es singular, pues se puede disfrutar de una variedad de alimentos que generalmente sólo se pueden dar en esa época.
Quelites, calabazas, verdolagas, ejotes y otras delicias forman parte de la gama de alimentos de temporal, pero sin duda uno de los alimentos más deliciosos y codiciados son los hongos de “Ozote” u “Ochote”.
El Ozote es un árbol grande que, en su estado saludable, brinda agradables sombras en la primavera y es una fuente generosa de miel en el invierno, cuando se cubre de hermosas flores blancas que todas las mañanas se encuentran llenas de miel.
Sin embargo, el árbol es ligeramente débil, pues el viento fuerte o un rayo pueden fácilmente quitarle ramas o derribarlo.
Y es verdad que de la muerte surge la vida, pues cuando el árbol caído comienza a descomponerse o podrirse con el agua de la lluvia, se da el ambiente ideal para que nazcan los hongos.
Es un hongo, parecido a los champiñones o setas, pero grande, y se da en troncos podridos de los “Ozotes”, que con el agua de lluvia se empapan de agua y con el calor del sol se producen los hongos que pueden ser tan pequeñitos como un champiñón o más grandes que la palma de la mano.
Independientemente de su tamaño, su aspecto es bello, de color amarillo pollito por fuera y un color tenuemente blanco o beige por dentro, y su tamaño depende del tiempo que pase pegado al tronco donde nace.
No puede pasar mucho tiempo en ese tronco pues son delicados y se marchitan con facilidad, pero su tamaño se duplica y triplica en prácticamente cuestión de horas.
Al ser un alimento netamente silvestre, el tiempo ideal para su búsqueda es uno o dos días después de la tormenta, quienes se dedican a buscarlos exploran el campo e identifican donde haya troncos caídos del árbol y los visitan con frecuencia.
Una bolsa o una cubeta son el elemento ideal para transportarlos, algunos los venden a los comerciantes del mercado y otros por sí mismos, otros más los quieren para autoconsumo.
Para su preparación depende de gustos, se comienza limpiándolos, para ello se quita el tronquito del hongo y se procede a hacer pedacitos el cuerpo del hongo, respetando las hojitas o pétalos internos, lavándolos con agua al chorrito del grifo.
Su preparación puede ser variada, pueden hacerse quesadillas, agregándolos crudos a la tortilla con queso y poniéndoles sal, dejando que se cuezan ahí.
También puede hacerse una especie de sopa o caldillo, donde se freirán con cebolla, ajo y chile serrano, agregándole consomé de pollo y agua, y si lo desean y tienen también flores de calabaza.
O también pueden cocerse con solo con sal para agregarlos a la mole, cual, si fueran pechugas de pollo, de cualquier modo, son un manjar delicioso que vale la pena probar, aunque sea una vez al año.