Ellos son los artesanos de la construcción

Con solo salir a las calles uno puede ver sus obras en todas partes.

GUADALUPE.- Popularmente se les conoce como albañiles, maistros, ñiles, ellos son los trabajadores de la obra, pero quizá el mejor título que deberían tener por su labor creativa sería el de artesanos de la construcción.

Con solo salir a las calles uno puede ver sus obras en todas partes, su trabajo es evidente por doquier. Sus obras los delatan: casas, edificios, bodegas, escuelas, empresas, universidades, cárceles, hospitales, puentes…

Todas esas grandes obras que facilitan nuestra vida diaria y nos proveen de protección y confort tienen su firma, aunque no se les da el mérito. Hay quienes, en un absurdo, ven su oficio como algo despectivo, de poca trascendencia o como castigo por no estudiar, demeritando el gran valor que tiene su labor que literalmente hacen pueblos y ciudades.

Ellos inician el día, todas las mañanas, muy temprano, decenas de hombres jóvenes, adultos y algunos de edad avanzada, salen de sus hogares con sólo una mochila en la que llevan el lonche del día. Algunas camionetas de sus patrones o encargados de la construcción llegan por ellos para trasladarlos a su centro de trabajo.

La plaza de la comunidad es el punto de reunión porque la jornada laboral inicia a las 8 de la mañana. En este trabajo no importan las apariencias o verse impecable, basta con traer la ropa del día anterior pero que se usa para el trabajo aunque esté sucia, salpicada de pintura o rota… ¡qué importa! Su trabajo no requiere de halagos y formalidades para aparentar.

Su pesado trabajo, hablará por ellos y ni tiempo habrá de hacer comparativos o quejarse. Sus arduas labores les aconsejan no perder el tiempo en cosas sin importancia. A llenar la tripa Se llegan las 10 de la mañana. La hora del lonche.

La hora de la comida y siempre el compañerismo

Algunos se refugian del calor entres las casas en construcción. En un block, bote o alguna piedra se sientan al lado de su rústica estufa hecha con la tapa de algún tambo de metal improvisada como comal para poner a la lumbre creada con desechos de polines, así todos juntos comparten la hora de la comida y calientan los guisados que sus mujeres les preparan en casa.

Entre las ricas comidas que se convidan  uno puede ver frijoles de la olla, nopalitos, chicharrón, sopa de fideo, papas con chile rojo, rajas, huevo en salsa verde, acompañadas por sus tortillas o gorditas, las cuales juntan sus olores  para  hacer de una casa en obra negra algo así como un restaurante con bufete.

Todos ahí comparten en un ambiente de total compañerismo donde todo es de todos. Lo que sí no puede faltar es la Coca-Cola, pero que esté bien fría, de preferencia de botella de vidrio, porque es la mejor manera de tomarse una coca.

Lo único prohibido es la envidia y la seriedad. Los chistes y las risas son para descansar el cuerpo curtido por los botes de mezcla, los polines, los ladrillos o las carretillas repletas de arena para colar.

El sol abrazador provoca un sudor que combinado con el viento, refresca los cuerpos rudos de estos hombres que vencen la resistencia y cada día demuestran que su trabajo es una nueva oportunidad para asemejarse al Creador. Aquel que representado por ellos en una cruz adornada con flores en la cima de la cúspide de alguna construcción, festejan con gran alegría en este su día.