El ritual de Año Nuevo para sanar, perdonarte y amarte

Este es, quizá, el ritual más bello y necesario que puedes realizar, porque todo comienza en un solo lugar: el amor propio. Cuando aprendes a amarte, todo lo demás encuentra su camino.

Para llevarlo a cabo necesitarás:

• Una manzana roja y fresca

• Miel natural

• Un espejo

• Un plato

• Un cuchillo

• Una vela blanca y canela

Durante la noche del 31 de diciembre, escribe tu nombre sobre la manzana con el cuchillo. Hazlo con calma y consciencia.

Después, toma el espejo entre tus manos y mírate fijamente. Observa cada cambio, recuerda cada etapa, honra cada momento vivido contigo. Reconoce que eres la única persona que te acompañará toda la vida y que este es el instante perfecto para perdonarte, si algo ha quedado pendiente.

El primer paso para amarnos es aceptar que somos imperfectos. Reconoce tus errores, pero también valora tus virtudes.

Háblale a tu reflejo. Dile todo aquello que has callado sobre ti mismo y, cuando termines, ofrécete el mismo amor que tantas veces has dado a otros.

Luego, haz un pequeño orificio en la base de la manzana, lo suficiente para que la vela quede firme en su interior. Unta la manzana con miel y espolvorea canela sobre ella.

Enciende la vela y repite tres veces, con intención y calma:

“Me amo, me respeto, me perdono.”

Permite que el calor de la vela simbolice una energía tibia que recorre tu cuerpo y tu corazón.

Coloca la manzana en el plato y déjala ahí durante siete días, tiempo en el que representará la liberación de los pensamientos y sentimientos negativos que has cargado contra ti mismo.

Al octavo día, lleva la manzana y déjala en un cruce de caminos, como símbolo de cierre, renovación y nuevos comienzos.

Enciende la vela y repite tres veces, con intención y calma:

“Me amo, me respeto, me perdono.”

Permite que el calor de la vela simbolice una energía tibia que recorre tu cuerpo y tu corazón.

Coloca la manzana en el plato y déjala ahí durante siete días, tiempo en el que representará la liberación de los pensamientos y sentimientos negativos que has cargado contra ti mismo.

Al octavo día, lleva la manzana y déjala en un cruce de caminos, como símbolo de cierre, renovación y nuevos comienzos.