Le traemos la tradicional trasquilada de lana en Zacatecas

Son jornadas agotadoras, puesto que por cada animal se tardan entre 10 y 15 minutos

ZACATECAS.- Ellos pertenecen a la última generaciones de “peladores” o “trasquiladores” de borregas para obtener la lana que venden a empresas dedicadas al ramo textil principalmente, donde ven como esta  práctica agoniza lentamente y no están dispuestos a dejarla morir.

Cada seis meses, se juntan en diferentes corrales donde solicitan sus servicios y desde las siete de la mañana con tijeras en mano comienzan el trasquilado de cientos de borregas que se extiende hasta el mediodía.

Uno de ellos es don Rubén Sánchez, quien aparte de trasquilar a las ovejas también se encarga de pastorearlas quizá en uno de los últimos rincones donde se hace este trabajo adentro de una ciudad a los pies de un tiradero de basura y de escombros clandestino en la parte más alta de la colonia Lázaro Cárdenas.

En este sector pegado a la nueva vialidad Manuel Felguerez, junto a otros nueve hombres comprometidos con el oficio ponen manos a la obra y empiezan el trasquilado del ganado ovino en agotantes jornadas de trabajo donde en ocasiones su único alimento es la leche de cabra recién ordeñada y una pieza de pan.

Son jornadas agotadoras, puesto que por cada animal se tardan entre 10 y 15 minutos pero que a ellos les encanta hacer y con tal de mantener viva esta tradición a la que consideran como una práctica artesanal siguen adelante con el pelado que realizan dos veces al año con todo y el olvido en el que están inmersos como productores de este ganado.

Ellos manifiestan sentirse olvidados por los gobiernos, pues no tienen acceso a programas federales y estatales que los apoyen en situaciones que son difíciles de costear económicamente. Tas el caso del barrido sanitario; la aplicación de vacunas corre por cuenta de ellos gracias a la venta de las borregas.

Lo anterior implica que productos que pueden comercializar se queden para consumo personal como el caso de la leche de cabra que a muchas personas les genera desconfianza consumir al no estar seguros de que se trate de animales sanos aún cuando ellos saben que es perfectamente consumible.

El amor al rancho, es sacar adelante a sus familias son los factores principales por los cuales este grupo de peladores sigue adelante con le oficio y saben de antemano que la posibilidad de que desaparezca esta latente, pues a sus hijos ya no les interesa esta practica donde parece que el tiempo se detuvo.




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