Actualmente la democracia representativa pasa por una crisis de legitimidad. La ciudadanía ya no confía en las instituciones ni en la autoridad, por lo que es difícil llevar a cabo acciones gubernamentales y en conjunto con la sociedad civil en beneficio de los intereses colectivos. Una de las razones es el gran problema de corrupción … Leer más
Actualmente la democracia representativa pasa por una crisis de legitimidad. La ciudadanía ya no confía en las instituciones ni en la autoridad, por lo que es difícil llevar a cabo acciones gubernamentales y en conjunto con la sociedad civil en beneficio de los intereses colectivos. Una de las razones es el gran problema de corrupción que atraviesa los países latinoamericanos, especialmente México.
El problema de la corrupción es un fenómeno social, cultural, económico y político que ha mermado el funcionamiento de las organizaciones políticas. Dicho problema tiene dos características esenciales, por una parte es endémica, lo quiere decir que adquiere peculiaridades exclusivas de una cultura o de una sociedad; es decir, que las tácticas, las mañas y los mecanismos que la corrupción utiliza varían de acuerdo a las características de las relaciones de poder que se ejercen en cada región, así como de la legislación vigente y los medios para combatir el problema. Por lo que es fundamental tener en cuenta al momento de su estudio el contexto en el que se construyen la preeminencia de las significaciones, así se puede hacer un análisis profundo de los fundamentos sociales y políticos con que las sociedades determinan su cultura de la legalidad, y por lo tanto, de los valores que sustentan y determinan las relaciones de poder económico en interacción con las del poder político. Esto es útil a la hora de comprender el problema de la corrupción.
Otra de sus características es que es sistémica, debido a que se encuentra enraizada en las estructuras y organizaciones del Estado, desde el nivel municipal hasta el federal; en estructuras de autoridad tanto verticales como horizontales y en entidades públicas como privadas. Además, está presente en todos los estratos y clases de la sociedad civil. En otras palabras, la corrupción permea todo el cuerpo social y político.
Debido a este gran problema es necesario la formación de ciudadanos éticos que participen en los asuntos públicos, que sean vigilantes de las instituciones que los representan y que deberían velar por el desarrollo integral de la sociedad.
Imagen Zacatecas – Juan Francisco del Real Sánchez