Árboles rectos

Árbol que crece torcido jamás su rama endereza. Tuve la oportunidad de vivir la ejemplificación gráfica de este refrán en una breve visita que tuve a China en días recientes. No sé si es debido a la concientización que los chinos han asumido de su serio problema de contaminación al medio ambiente y la consecuente … Leer más

Árbol que crece torcido jamás su rama endereza.

Tuve la oportunidad de vivir la ejemplificación gráfica de este refrán en una breve visita que tuve a China en días recientes.

No sé si es debido a la concientización que los chinos han asumido de su serio problema de contaminación al medio ambiente y la consecuente necesidad de un creciente y sustentable incremento de áreas verdes para la producción de oxígeno o como parte de sus proyecciones de desarrollo urbano de largo plazo, pero todos sus árboles en crecimiento –y cuando digo todos verdaderamente me refiero a TODOS- son apuntalados con cuatro varas cuyos puntos de apoyo constituyen los vértices de un cuadro para asegurar que estos crezcan lo más derechos que la naturaleza –con este pequeño apoyo humano- permita.

Según el tamaño del árbol por su especie estos puntales son varas de otros árboles más grandes o están hechas de hierro.

Algunos árboles son, inclusive, forrados por un material flexible –como hule o caucho- como para asegurar un ancho definido. El caso es que se busca tener lo más controlado posible el crecimiento de estos árboles y el resultado ya se empieza a apreciar.

Yo imagino que esto que los chinos llevan haciendo con árboles pequeños de tal vez tres, cinco u ocho años también lo están haciendo con sus hijos pequeños ya que la única forma de lograr un cambio radical en la sociedad es mediante la implementación de pequeños pero profundos cambios en la forma en la que educamos a nuestros hijos. Cambios en la raíz, es decir, en la cultura misma. Si se procura enseñar, por ejemplo, a los adultos a usar el cinturón de seguridad mediante campañas de concientización, alertas sonoras en los vehículos e inclusive mediante castigos a quienes no lo usen algo se podrá lograr. Pero si a los pequeños les enseñamos a que se trata de una forma eficaz de preservar la vida TODOS lo usarán.

¿Con qué valores habrá que apuntalar a esos árboles que crecen en nuestras casas? Respeto a los demás y al medio ambiente, honestidad, lealtad, fidelidad, sinceridad, humildad, honorabilidad y todos los que usted, ciudadano de a pie, guste poner en la lista.

Imagen Zacatecas – Juan Carlos Ramos León




Más noticias


Contenido Patrocinado