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Fresnillo

#Video El Teatro Echeverría, refugio de las almas de dos infantes 

El teatro José González Echeverría es testigo de hechos escalofriantes y fuera de lo común que comenzaron a ocurrir después de la muerte de un niño, hijo de militares. En 1914, en pleno apogeo de la lucha de revolución, las instalaciones del teatro fungían como base militar, el sótano era utilizado como caballerizas. Los familiares … Leer más

Redacción Zacatecas
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27 de octubre 2016

El teatro José González Echeverría es testigo de hechos escalofriantes y fuera de lo común que comenzaron a ocurrir después de la muerte de un niño, hijo de militares.

En 1914, en pleno apogeo de la lucha de revolución, las instalaciones del teatro fungían como base militar, el sótano era utilizado como caballerizas. Los familiares de los militares se resguardaban en el teatro por lo que era normal ver a niños pequeños recorrer los pasillos del recinto. 

Un niño en especial adoraba pasar tiempo con los animales, sus padres siempre lo encontraban en las caballerizas, un día, los caballos estaban fúricos sin razón aparente, corrían como locos en el reducido espacio que tenían, el niño sin querer se atravesó y recibió varias patadas, lo que le ocasionó la muerte. 

Hoy en día ya no queda ningún rastro de que el teatro haya sido un refugio de guerra, a excepción del niño que aún recorre los pasillos.

Desde hace décadas el teatro ha sido utilizado para dar talleres de pintura, música además de las grandes presentaciones de obras de teatro. Alumnos y personal del recinto han sido testigos de las apariciones del infante.

En una ocasión, un profesor les exigió a sus alumnos que no llevaran niños al taller, por lo que se molestó al ver a uno que sentado escuchaba la clase. Los alumnos, con cara de sorpresa, le dijeron que no sabía de que hablaba, nadie había llevado a ningún niño. Antes de que pudieran preguntarle quién era, el niño desapareció.

Tiempo después, durante un importante evento, el hijo de una familia muy conocida en Fresnillo, se cayó del cuarto piso del teatro, lo que provocó que falleciera instantáneamente. La muerte del pequeño no provocó que se cerrara el recinto, por lo que aún se le puede ver a su espíritu correr por los pasillos y escalinatas.

Los empleados del teatro José González Echeverría no le temen a las almas que frecuentemente hacen presencia, sólo piden una solución para detener los hechos paranormales y lograr que los pequeños descansen en paz.

Los niños no asustan a los asistentes ni al público, están más interesados en formar parte del público y divertirse durante los espectáculos. El teatro es su hogar.

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Imagen Zacatecas – Andrés Rivas

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