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Fresnillo

Los barrios de Fresnillo

Cada vez que se habla de las populosas barridas, escuchamos diversos e insólitos relatos que la conseja difunde de manera generosa y hasta con orgullo. Las narraciones abundan y brotan de inmediato, los recuerdos. La principal característica de los barrios refleja ni más ni menos identidad y tradiciones en sus habitantes que jamás han perdido, … Leer más

Redacción Zacatecas
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17 de octubre 2014

Cada vez que se habla de las populosas barridas, escuchamos diversos e insólitos relatos que la conseja difunde de manera generosa y hasta con orgullo. Las narraciones abundan y brotan de inmediato, los recuerdos. La principal característica de los barrios refleja ni más ni menos identidad y tradiciones en sus habitantes que jamás han perdido, a pesar de la incontenible avalancha de la llamada modernidad.

En esta población minera, como seguramente habrá en otras más del país, los barrios han estado presentes en diversas épocas de su existencia. Los más antiguos datan del siglo 16, los llamados barrios indígenas que se establecieron por el rumbo del actual Barrio Alto.

Los barrios indígenas fueron habitados por tarascos y tecuexes. El caserío español se ubicaba a 400 varas (Centro Histórico). De aquellos barrios no ha quedado vestigio alguno, tan solo dispersas referencias históricas.

Conforme crecía Fresnillo, el incierto desarrollo urbano y demográfico siempre ha sido factor determinante de su evolución, sobresaliendo marcadas variantes. Cuando empiezan a aparecer las plazas y plazuelas, mesones, hostales, huertas y barriadas, se definía de manera relativa el crecimiento en materia de construcciones por diferentes rumbos. En su mayoría se concentraban en torno a la Ciénega predominante en la actual centro citadino.

Hablando de los barrios en Fresnillo, en recientes investigaciones de campo, mediante entrevistas personales con descendientes de las primeras familias que poblaron áreas plagadas de magueyeras, nopaleras, mezquites y pirules, conocimos los orígenes del llamado Barrio Alto. Un asentamiento humano que nace a finales del siglo 19.

Se considera que los primeros colonizadores del área de referencia fue la familia integrada por don Crescencio Pérez y Justa Vanegas (extracto entrevista con Alfonso Rodríguez Pérez en 2012).

Nuestra apreciación personal nos conduce a afirmar con las reservas pertinentes que ellos fueron el tronco principal de una familia cuyas ramificaciones comprenden varias generaciones, sus descendientes aún tienen asentamientos en la barriada.

Claro que hay otras familias que también, con su presencia, trabajo y perseverancia contribuyeron al desarrollo de este sector, mismo que conserva herencias culturales, como tradiciones usos y costumbres.

La familia de don Crescencio y doña Justa construyó su vivienda siguiendo el cauce de, en aquellos tiempos, un caudaloso arroyo que pasaba al sur del panteón Santa Teresa (prolongación oriente calle Fray Servando Teresa de Mier). El antiguo arroyo provenía del rumbo de la secundaria número 1 (boulevard Hombres Ilustres), pasando por el costado norte del templo de San Juanito, luego por el lugar que ocupa el mercado Fray Servando (Fierros viejos) y al costado sur del antiguo Sanatorio Luis Moya (edificio DIF calle Plateros).

Los descendientes de la familia Pérez Vanegas fueron: Luis, quien se casó con Chita Cabrera. Sus hijos: Goyo, Diego, Simonita, Carlota y Goyo chico.

Otra generación descendiente de Goyo: Goya, Tomasa, Catalina, Almendra, Verónica, Blanca, Enrique, Gerardo y Raúl. Los hijos de Diego: Rogelio, Silvia, Bertha, Diego, Rosendo, Efrén, Gustavo, Alicia, Chepo y Adriana. Los hijos de Simonita: Roberto, Ángel, Luis.

Los hijos de Carlota: Lola y María de la Luz. Otros descendientes de don Crescencio y doña Justa fueron: J. Dolores Pérez, su hija Estela (a él le expropiaron terrenos para construir el Sanatorio Luis Moya, jamás le pagaron). Víctor es otro de sus hijos, sus descendientes Francisco, Juan Francisco y Lino. Luego viene Jesús y descendientes Ana, Pascual, Goyo y Gloria. De Crescencio Pérez Vanegas sus hijos fueron Lupe, Javier Antonio, Raymundo, María Auxilio y Rufina.

María Pérez Vanegas, descendiente de don Crescencio y doña Justa, contrajo matrimonio con Francisco Rodríguez Sandoval, sus hijos: Gilberto, Ofelia, Elena, Alfonso, Lola, Carmela, Paco, Chela y Luisa.

Juanita y Tolita Pérez Vanegas no se casaron y dedicaron parte de su vida a impartir el catecismo a los niños del rumbo. En la casa materna siempre mantuvieron las tradiciones; por ejemplo, las posadas y el nacimiento.

Alejo Pérez Vanegas, otro de los descendientes de uno de los fundadores del Barrio Alto durante toda su existencia fue un creyente convencido y además promotor y participante de las Morismas de San Juanito los coloquios. Juntamente con don Eduardo Noriega y Ponciano Escarcia, vecinos de la barrida cada año y organizaban y desarrollaban los eventos de arraigada tradición.

Conforme crecía la familia Pérez Vanegas se fueron poblando esas llanuras. Luego llegaron otras personas: las familias Páez Briano, Caldera, Moreno y muchas más.

Surgieron otras generaciones y se integraron al quehacer cotidiano, aparecieron los nietos, bisnietos y tataranietos y el árbol genealógico extendió sus ramas a todas latitudes en esa barriada e influyó en el nacimiento y crecimiento del vecindario circunvecino.

Como referencia adicional, en un plano urbano de 1908 aparecieron las magueyeras y huertas de los Pérez.

Imagen Zacatecas – Carlos López Gámez

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