
Gracias a su papá pudo aprender este oficio. | Fotos: Ángel Martínez.
Don Martín le deja los zapatos como si los acabara de comprar.
FRESNILLO.- Si usted quiere dárselas de catrín por tener un calzado lujoso, no dude en visitar a don Martín Rodríguez, un boleador experto en este bello oficio que lo hará lucir como si estuviera estrenando zapatos todos los días.
Como es bien sabido, el calzado no es para siempre y don Martín lo sabe más que nadie, por esta razón se dedica, desde que era niño, a bolear los zapatos en la bella raza de Fresnillo.
Y es que desde que estaba chiquito, el don tuvo necesidades económicas muy fuertes, por esta razón comenzó a buscar trabajo, y entre todos los que había, decidió que su padre lo enseñara a bolear zapatos.
“A uno le enseñaron desde pequeño a trabajar, es un oficio noble pero no a todos les gusta y a las nuevas generaciones no les llaman la atención trabajar en esto”, comentó el buen don Martín.
Esta bella tradición familiar de la boleada ha surgido desde varias generaciones y don Martín la práctica tal cuál y se la enseñó su papá, don José Rodríguez.
Ya estando ahí le gustó ver a las personas contentas con su trabajo y se quedó para siempre, y cómo no, si a todas las personas les encanta traer sus zapatos bien limpios.
Y para que usted vea el compromiso que se carga don Martín en sus 30 años como boleador, ha ido mejorando la técnica y hasta utiliza nuevos productos para que el cliente se quedé contento.
Don Martín sabe bolear cuero de becerro, cocodrilo, gamuza y hasta tenis, de esta forma los clientes siempre se quedan satisfechos.
Todos los días don Martín se levanta apenas sale el Sol para instalarse a las 9 de la mañana allá por el Jardín Obelisco, y ya para las 7 de la tarde el don anda terminando su jornada laboral.
Si usted aún es de esas personas que se la pasa limpiando sus zapatos con un trapito, déjeme decirle que don Martín le hará la vida más sencilla.
Lo anterior, porque este boleador experto le ahorrará tiempo y aumentará la vida de sus zapatos porque según dice la boleada le dura hasta 15 días.
“Me siento orgulloso de mi trabajo, porque me gusta, me gusta la convivencia con los clientes, platicar y hacer lo que me enseño mi padre desde pequeño”, aseguró don Martín.
Así que no se haga y aviéntese una boleadita con don Martín y notará la diferencia, hasta parecerá que anda estrenando todos los días, sirve y se echa una platicadita para que vea que no es carero.
Ya ve que la pandemia se llevó todo lo bueno y el caso de don Martín no fue el único, ya que tuvo que cerrar su puesto de la boleada para no enfermarse más que nada.
Estuvo así durante 2 meses y medio, y los días que ponía todo para bolear calzado, las personas que transitaban por la zona centro era bien poquita, así sus ingresos se fueron afectados.
Ahora que ya está de vuelta, regresó con más entusiasmo para hacer lo que más le gusta.
Así que ya no crea todo lo que le dice el internet y mejor vaya con un experto, como don Martín y sus zapatos se los van a agradecer.