“Cuando me avisaron no lo quise creer”, dice el padre de uno de los policías asesinados

César, Omar, Javier, Martín y Gustavo son los elementos que murieron. Foto: Cortesía.
César, Omar, Javier, Martín y Gustavo son los elementos que murieron. Foto: Cortesía.

César, Omar, Javier, Martín y Gustavo murieron en una emboscada cuando regresaban de una capacitación en Zacatecas.

FRESNILLO.- Una “cobarde” emboscada le arrebató la vida a cinco elementos de la Policía Municipal de Fresnillo cuando regresaban de un curso de capacitación. David, padre de una de las víctimas, habló con lágrimas en los ojos y una herida en el alma sobre el dolor que lo embarga.

 “Cuando me avisaron de lo sucedido no lo quise creer… pero de inmediato me puse a investigar porque sabía que mi hijo (César) había acudido a la academia. Fue hasta que la esposa de mi hijo y la mamá de él me confirmaron la triste noticia”, relató David.

Tras la breve declaración, David me mira y respira profundo, como si de pronto faltara el aire en la habitación. Se queda sin palabras y las lágrimas le ruedan por las mejillas. De inmediato se limpia y se cubre la cara.

David habla apenas con un hilo de voz, las lágrimas se escapan más rápido que sus palabras. Tras la muerte de su hijo César, un pequeño de 1 año se queda sin padre, relata.

Apenas tenía 20 años, prosigue David en un último aliento antes de volver al funeral en el que familiares y amigos lloran la partida del policía… un hijo, un padre, un esposo, un amigo.

 

Los cinco fallecidos de la Policía de Fresnillo

César no es el único que deja una familia con un hueco… también están Omar, Javier, Martín y Gustavo, los otros cuatro policías que murieron en la emboscada.

Familiares y amigos de las víctimas los velan en tres puntos diferentes: Funeraria México, en el rancho La Flor y en un domicilio.

Desde las calles, elementos de Seguridad Pública vigilan en silencio los cotejos fúnebres.

 

Ni un paso atrás, dicen sus compañeros

Compañeros de las víctimas calificaron el ataque como “cobarde”, pues los cinco efectivos no portaban armas y viajaban en un vehículo particular.

Los uniformados dijeron que el atentado es un duro golpe a la corporación policiaca. Sin embargo, no pretenden dar pasos atrás ni dejar su trabajo.

Refirieron que de este empleo “comen sus familias”.

Ver a sus compañeros y amigos a quienes consideran una segunda familia les arrebató lágrimas a los policías que llegaron al funeral.