Rafael Soriano triunfa en la novillada

Rafael Soriano se llevó el triunfo con una destacada actuación.
Rafael Soriano se llevó el triunfo con una destacada actuación.

Arrancó el serial taurino 2019 con la novillada de los zacatecanos, un cuarto de entrada en tarde soleada y muy agradable, toros de Guadiana.

ZACATECAS.- Arrancó el serial taurino 2019 con la novillada de los zacatecanos, un cuarto de entrada en tarde soleada y muy agradable, toros de Guadiana para los de a pie y uno de Boquilla del Carmen para rejones. Los de a pie muy bien presentados, de buen juego y que permitieron ver que la baraja taurina zacatecana en lo que respecta a los novilleros, está salvada. El de rejones cumplió.

Abrió el festejo Fauro Aloi, quien vestido a la usanza campera demostró ante “Amigo “ no. 384 y 420 kilos de peso, cuya labor, que este torero a caballo gusta de la clase y buen manejo de sus caballos toreros. Pulcro, de buen talante y postura, dejó ver sus buenas maneras y su valor, sobre todo después de una caída de la cabalgadura que aparentemente no tuvo mayores consecuencias que alborotar el cotarro y poner la atención en la última parte de la faena. Un espectacular par al cambio y una atinada ejecución de la suerte de matar le permitió retirarse entre el aplauso de la multitud.

Enfrentó Emanuel Cuenca de negro y blanco a “Zacatecano “ no 11 y de 441 kgs. Cárdeno muy claro, en el que el primer espada se apresuró en sus ganas de agradar, pero es necesario que mejore sus maneras y procedimientos, con el capote bien, intentando el toreo bueno, y después que el cabrereño tomó los puyazos con buena voluntad, Cuenca desarrolló una faena entre altibajos precisamente víctima de su apresuramiento en su afán de agradar. Pasó muchas fatigas para matar y después de muchos intentos despachó al primero de la lidia ordinaria después de escuchar dos avisos. Este novel deberá concentrarse más en su preparación y en su dedicación a su carrera.

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Fauro Aloi sufrió una caída que no tuvo mayores consecuencias.

Raudel Garcia nos dejó constancia en su faena al Cárdeno de Guadiana con 402 kilos y número 13 al que enfrentó y que clarito como sus hermanos, tanto en pinta como en juego, de que posee el arte, divino tesoro, aunque algo inercial en su técnica, conectó de inmediato con el sensible público que acudió a la monumental. Con el capote nos vislumbró lo que plantearía en su faena de muleta. Y con la sarga en la mano dibujó, más que ejecutó, sentidísimos muletazos que la parroquia celebró sin recato. Lamentablemente su falta de sitio originada por su inactividad, aunada a su deficiente técnica a la hora de matar, impidió que paseara la primera oreja de la tarde. Algunos despistados pidieron la vuelta al ruedo del burel, que fue potable pero no a ese grado, y aplausos fuertes al diestro, que no llegaron a materializar sino un saludo al tercio.

Le plantó Rafael Soriano de fucsia y azabache en el albero de la Monumental para recibir a su enemigo, “Aniversario “ de 408 kilos, y nos dejó bien en claro que la deuda que dijo tener con Zacatecas ha quedado debidamente saldada. Con el capote perfiló lances cargados de cantera, plata y barroco sentimiento, que inmediatamente la feligresía celebró, entre sorprendida y agradada ante el hijo de la caxcana y la adoptiva Tlaxcala. En el quite por zapopinas armó la escandalera al rematar de rodillas, demostrando que venía a arrasar y a avasallar.

Y que toma los palitroques. Y que clava tres pares con su delgada figura y su enorme deseo de competir y ganar la contienda, y que la gente se lo agradece con esa sensibilidad en la que nada tiene que ver la fatuidad y la pose de los que dicen ser aficionados y no son más que villamelones disfrazados, y sí con la gana y el deseo sano de emocionarse ante ese mocito con agallas de hombre que vino a triunfar ante sus paisanos.

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Emmanuel Cueca lidió con un novillo de más de 400 kilos.

Y con la muleta, nos ha dejado muy en claro que su adelanto ni es casual, ni que ya es mucho más Soriano Gaeta que Moreno El Zapata. Y que se echa la muleta a la mano de cobrar, la izquierda, y plasmó naturales interminables, con empaque, con sello personal, en los que contrastaba su voz menuda de niño aún con su actitud de gente grande.

Preparó largamente al novillo para matarle, pero se tardó tanto que cuando se tiró, señaló un pinchazo en todo lo alto, antes de cobrar un espadazo que finalizó ésta faena que el respetable premió con la exigencia al protagónico juez qué pena de despistado- hasta que concedió el apéndice que hizo de Soriano el triunfador de la tarde.

Las emociones no finalizaron ahí. Todavía no se acallaba la última ovación a Rafael cuando de otro mocito de figura regordeta pero de talante responden, de apelativo El Papo, vestido de rosa mexicano y oro, saltó a la arena. Con el capote, aunque rapidillo demostró que o eran sus intenciones dejarse ganar la pelea ante su novillo, “Pobretón” número 20 y con 360 kilos en los lomos, Cárdeno como toda la novillada, y logró lancearle con ganas y pinturería, que es el corte de este menudito torero.

Todo intentó, todo buscó, ante el compromiso y la responsabilidad de torear en la feria septembrina. En el tercio final sus ganas se diluyeron entre la falta de torear y el poco bagaje técnico que lleva en la espuerta. En un momento de apuro, nos apuró pues fue prendido afortunadamente sin consecuencias, todo ello por el afán de agradar. El espadazo delantero, perpendicular y tendencioso que le propinó a su enemigo no fue suficiente, y la posibilidad de un premio ahí se esfumó. Palmas para ambos, toro y torero.

Como fin de fiesta y de palo de rosa y oro se presentaba Carim López ante la afición capitalina. No hizo sino corroborar la magnífica impresión que este novel diestro nos hace abrigar y que solo hace falta que toree más para que cuaje un verdadero prospecto de torero grande. Recibió a su novillo, “Cabalgante” herrado con el número 17 y pesando 418 kilos, lo lanceó pausadamente, con calidad, sintiendo el toreo de corte artístico que define su apuesta taurina. Bien y bueno el concepto de Carim, que dejó expectante y predispuesto al cotarro para lo que sería la faena de muleta.