Santos, un justo campeón

Señoras y señores, Santos es el nuevo campeón del futbol mexicano, y lo es con todos los méritos.

Durante las últimas horas algunas voces han cuestionado la validez del título logrado por el equipo de Pedro Caixinha.

Uno de los argumentos más mencionados es el que se refiere a su posición en la tabla, a que se coronó campeón siendo octavo puesto y a que en la última jornada de temporada regular estuvo a punto de quedar eliminado.

El formato de competencia del balompié mexicano lleva años incluyendo la liguilla, en la que luego de 17 jornadas los ocho mejores equipos empiezan prácticamente de cero y están obligados a superar a rivales que quedaron por abajo o por encima de ellos en la primera fase.

Esta situación la conocen todos los participantes desde el arranque del torneo, lo que ocurre con la mayoría de los contendientes en la etapa final es que arrancan de manera muy floja y poco a poco van tomando nivel hasta llegar con todo a la recta final y llegar muy fuertes a la liguilla.

En esta fase final vimos no solamente a Santos, también a Querétaro, Chivas y Pachuca eliminando a los primeros cuatro de la tabla general.

Santos no tiene la culpa de que sus rivales apostaran por ejemplo por quedar en primer lugar de la clasificación y llegaran desinflados a la liguilla.

Si Tigres, América, Atlas y compañía no pudieron mantener un ritmo ascendente esto solamente fue aprovechado por conjuntos que encontraron su mejor versión en la fiesta final.

Quizá otro gallo cantaría si el torneo se jugara por puntos y el líder general fuese el campeón, bajo esta lógica es probable que varios de los equipos cambiaran por completo su plan de trabajo y apostaran por sumar la mayor cantidad de puntos en vez de solamente calificar.

Sin embargo esta situación luce muy lejana, por los buenos números que arroja en materia económica la liguilla.

Imagen Zacatecas – José Manuel Barrón