Durango y su 450 aniversario

El fin de semana pasado tuve la oportunidad de acudir a la Asamblea Nacional de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles en la ciudad de Durango, a donde sólo había ido a eventos familiares que culminan el día posterior al arribo y se goza de una estancia mínima; por razones obvias no permiten hacer … Leer más

El fin de semana pasado tuve la oportunidad de acudir a la Asamblea Nacional de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles en la ciudad de Durango, a donde sólo había ido a eventos familiares que culminan el día posterior al arribo y se goza de una estancia mínima; por razones obvias no permiten hacer turismo o conocer como es debido los sitios importantes que cada lugar nos puede ofrecer.

La primera observación es que estamos a menos de dos horas y media de esta ciudad del norte, conectados por una carretera segura y en excelentes condiciones, punto que resalto debido a que, con un poco de suerte y buen trabajo de nuestras autoridades, Fresnillo puede aprovechar su situación geográfica para retomar el desarrollo que se ha estancado desde hace más de una década.

Durango, por su parte, en este 2013 cumple 450 años de su fundación, suceso que significó el origen de lo que sería la provincia de la Nueva Vizcaya, la más extensa durante la época colonial, abarcando el estado de Chihuahua y parte de Coahuila, Sonora y Sinaloa.

A lo largo de los años, Durango se consolidó como la capital de esta región. Además de alcanzar un importante desarrollo histórico, se constituyó en uno de los sostenes de la Nueva España y en fuente importante de financiamiento de la metrópoli, gracias a sus yacimientos mineros y bosques.

Por esto el 8 de julio de 1563, la fundación de Durango, encabezada por Francisco de Ibarra y Alonso de Pacheco, representa el nacimiento de una entidad con particularidades propias y exageradas expectativas de futuro.

Tal vez se preguntará ¿qué ofrece Durango como destino turístico? Cuentan las crónicas de cuando se fundó la Villa de Durango, se realizó una misa solemne, por lo que este suceso nos ilustra la importancia de la Iglesia en esta región y lo atestiguan numerosos templos en el centro histórico.

Por la historia, simbolismo y belleza, la catedral basílica menor es el mayor exponente arquitectónico. La leyenda dice que en la torre izquierda, por las noches se aparece la monja Beatriz rodeada de una historia sin igual. Otra curiosidad es la herrería del atrio, forjada con hierro del Cerro de Mercado.

Dentro de su fisonomía arquitectónica, los edificios civiles denotan el vínculo entre el desarrollo histórico y sus elementos naturales típicos. Destacan por su belleza y majestuosidad el Teatro Victoria, la rectoría de la Universidad Juárez del Estado de Durango, la antigua estación del ferrocarril, el Palacio Legislativo y la Casa de Cultura de Durango, entre otros. Aunque usted no lo crea, esta ciudad tiene un teleférico que nos lleva al mirador Cerro de los Remedios, donde puede contemplar el lugar en toda su extensión.

Los festivales culturales le dan un sello especial a la capital de Durango; el más importante es el Festival Cultural Revueltas, cuya alta calidad en sus espectáculos lo sitúan como el evento cumbre en todas sus dimensiones. Están también el Festival de la Ciudad, el Cultural Universitario y el de Semana Santa, entre otros menos relevantes.

Los museos son también un gran atractivo para los visitantes y, gracias al aniversario 450 de la ciudad, se acaba de inaugurar el proyecto más importante: el Museo Francisco Villa, ubicado en un edificio del siglo 18, donde fue la residencia del acaudalado minero Juan José de Zambrano que desde la mitad del siglo 19 era su palacio de gobierno. Están también el paseo Túnel de la Minería, la Casa Cultural Banamex, la Galería Episcopal y otros más que harán de su visita algo muy interesante.

Para los niños, el Museo Interactivo Bebeleche les brindará una jornada muy divertida y entretenida. También existe un recorrido nocturno que me quedé con ganas de hacer: el del Museo de Arte Funerario Benigno Montoya, donde el maestro zacatecano derramó su talento esculpiendo cruces, relieves, lápidas y rechonchos ángeles de mirada expresiva.

Otro atractivo que me llamó mucho la atención, ubicado a solo 10 minutos de la capital, es el Paseo al Viejo Oeste, donde está un set cinematográfico que recrea un pueblo estadounidense típico del siglo 19. En la entrada, del lado derecho, se encuentra una villa apache que llama la atención sobremanera.

Además, Durango ha sabido explotar la industria cinematográfica de manera espectacular, llevándolos a la producción de al menos siete películas por año, lo que hace que se mantenga la creciente ocupación hotelera.

Su gastronomía aunque, no muy vasta, está perfectamente identificada en la mayoría de sus restaurantes. Le recomiendo probar el famoso caldillo durangueño, los dulces típicos y el mezcal, que pueden comenzar con una ruta gastronómica interesante.

Si a esto le suma el recorrido al Pueblo Mágico de Mapimí, una visita a Nombre de Dios, a las Cabañas de Mexiquillo o la Región Laguna, podrá redondear un fin de semana muy agradable, nada retirado y accesible a cualquier presupuesto. Para terminar, le diría lo que comenté con mi familia: fui a Durango y regresé gratamente sorprendido. Hasta la próxima.

Imagen Zacatecas – Raúl Muñoz del Cojo




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