Camila Cabello recordó cómo fue su experiencia cruzando la frontera de México con USA

La cantante Camila Cabello, relató cómo vivió en carne propia el duro proceso que es emigrar. Esta cubana al igual que muchos, decidió dejar en el pasado su familia y raíces para emprender hacia un camino completamente desconocido y peligroso. A pesar de su gran éxito, Camila no olvida la historia de dónde proviene.

 

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A diferencia de muchos artistas, Camila Cabello sigue contando cómo ha sido la realidad de su historia. E incluso, sus raíces ha decidido implantarlas en sus canciones, tal y como lo hizo en su homenaje en el álbum “Familia”. La carrera de esta jovencita de 25 años cada vez va en ascenso, por lo que, su futuro es bastante prometedor.

Ella recordó que, con la tierna edad de siete años, se vio obligada a dejar atrás a su padre y decidirse a cruzar junto a su madre la frontera entre México y Estados Unidos. Ambas llevaban únicamente lo necesario para poder subsistir en un país donde ni siquiera entendían su idioma.

El conmovedor relato de Camila Cabello sobre su emigración

“Mi mamá cruzó la frontera mexicana conmigo cuando yo tenía 7 años. Tuvimos que dejar a mi papá atrás. Ella solo llevaba un poco de ropa en una mochila, básicamente nada de dinero, no hablaba inglés”.

¿De dónde son los padres de Camila Cabello?

La cantante intérprete de “Havana” nació en Cuba en el año 1997. Su madre también es cubana, sin embargo, su padre es de origen mexicano. Se mudaron a México cuando ella tan solo tenía cinco años. Dos años después, se arriesgaron a cruzar la frontera con ella de siete años.

La familia decidió acogerse a la política migratoria de pies secos/pies mojados que Estados Unidos tenía en vigor entonces hacia los ciudadanos de la Isla. Una vez ambas mujeres llegaron a su destino, se vieron obligadas a esperar a su padre del otro lado, quien de acuerdo a los recuerdos de Camila Cabello, cruzó el río Bravo literalmente nadándolo.

 

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“No me di cuenta entonces, pero, oye, ahora soy consciente. Pienso en el miedo que ambos tuvieron que pasar. Decidimos empezar desde cero, con un par de cientos de dólares, la ropa que llevábamos en la espalda, ninguna familia en los Estados Unidos y sin idea de lo que iba a suceder al día siguiente”.

“Cada vez que ahora tengo que tomar una decisión y siento miedo, mi madre siempre me recuerda aquel día que cruzamos la frontera. Ese día, ella sabía que si se paraba a pensar en lo que estábamos haciendo, el miedo le haría retroceder”.