Fresnillo, botín de aventureros y oportunistas

Carlos López Gámez.
Carlos López Gámez.

Este paraje desde sus ancestrales orígenes, hasta la llegada de los voraces invasores, siempre fue botín de aventureros y oportunistas. A más de 450 años de su existencia predominan los irrefrenables e impunes saqueos de alguna manera o de otra. Recordemos que varios factores propiciaron el primer asentamiento humano. Por un lado los abundantes mantos … Leer más

Este paraje desde sus ancestrales orígenes, hasta la llegada de los voraces invasores, siempre fue botín de aventureros y oportunistas. A más de 450 años de su existencia predominan los irrefrenables e impunes saqueos de alguna manera o de otra.

Recordemos que varios factores propiciaron el primer asentamiento humano. Por un lado los abundantes mantos acuíferos y, desde luego: los codiciados minerales. Así nació el Fresnillo. Las dispersas referencias lo confirman.

En cualquiera época de su existencia el mineral fue objeto de innumerables abusos de poder, encubrimiento y proteccionismo absoluto de las clases privilegiadas que continuamente explotaban los recursos naturales, hasta humanos para saciar la hambruna de riquezas.

El mineral arrancado de las entrañas del Cerro de Proaño enriquecieron demencialmente a monarquías europeas, reyes, piratas, esclavistas, virreyes, gobernadores, encomenderos, presidentes, dictadores, caciques, alcaldes, comerciantes europeos, líderes sindicales, etc.

Recordemos el atraco cometido en el año de 1835 por las tropas de Antonio López de Santana en Fresnillo. Despojó al estado de las minas de Proaño y entregó toda la producción a sus protegidos, entre ellos a los empresarios ingleses. No conforme con ello saqueó a todo el pueblo y se cometieron incalificables hechos en perjuicio de la comunidad. Si no hubiera cometido semejante felonía morirían de hambre los habitantes de la capital del país y su ejército porque carecían de recursos.

En tiempos de la Revolución de 1910 esta población fue “tomada a sangre y fuego en cinco ocasiones” (aunque a los historiadores oficiales no les agrada que esos tristes capítulos sean relatados).

La primera incursión de los maderistas fue en el año de 1911. Delfino Rosales al frente de cientos de personas armadas irrumpió violentamente en esta ciudad y se dedicaron a asaltar comercios y casas. Incendiaron la Casa Consistorial destruyendo todo lo que ahí se encontraba y se retira como si nada. En ese mismo año Luis Moya toma Fresnillo a sangre y fuego, sus tropas cometen infinidad de atropellos e incendia las escuelas de La Concepción y Ex templo de la Concepción.

En cada incursión era común que los vencedores se llevaran lo que pudieran. En las cinco ocasiones Fresnillo fue virtualmente desvalijado, murieron cientos de civiles y todo quedó impune.

El 18 de mayo de 1913 Pánfilo Natera toma Fresnillo y combate a las fuerzas federales de J. Natividad del Toro. En ese mismo año Pánfilo Natera vuelve a Fresnillo y se enfrenta a las tropas del coronel Lucio Gallardo que le derrota. En junio de 1914 más de 4 mil hombres toman Fresnillo, eran comandados por los hermanos Arrieta quienes reforzaron a la tropa de Pánfilo Natera.

En esta ocasión las tropas de Gallardo fueron derrotadas.

Hace unos días encontramos un apunte que nos pareció interesante, narra “otra toma de Fresnillo” que no teníamos en registro. Ocurrió en 1912. Resulta que unos tipos de nombre Agustín del Hoyo y aAntonio Muñoz se apoderaron de Fresnillo sin que nadie les hiciera frente. El jefe político y varios voluntarios intentaron enfrentar a los facinerosos pero fueron superados en número.

Los bandoleros se llevaron lo que a la mano encontraban, caballos, armas, dinero y todo lo que consideraban de valor. La población en ese tiempo no contaba con ninguna guarnición, por lo cual los habitantes sufrieron vejaciones de todo tipo, incluso secuestraron damitas y asaltaron comercios y casas particulares.

El relato indica que el comandante Cándido Aguilar al mando de ochenta hombres de los 38 y 26 cuerpos de rurales acudió a este mineral desde la ciudad de Zacatecas para enfrentar a los asaltantes sin resultado de ninguna naturaleza. Lo cual nos indica que desde tiempos inmemoriales esta población sigue siendo el botín principal de ladrones, aventureros y oportunistas y que se sepa jamás fueron detenidos o castigados.

Si nos diéramos a la tarea de darle seguimiento a ese tipo de latrocinios cometidos impunemente por los bandoleros en toda la historia del mineral, tendríamos que ocupar grandes cantidades de papel o memorias. Sabemos por esas crónicas que por ahí se encuentran semioculta que en todas épocas de esta ciudad hemos sido botín de los intocables y protegidos.

Existen registros de incursiones de chichimecas, bandoleros europeos en el virreinato y colonia. Así como en los tiempos independistas, no se diga en la Reforma, porfiriato y la revolución de 1910 hasta llegar a los cristeros en 1927.

En tiempos modernos los robos, asaltos, crímenes y otros latrocinios siguen vigentes en esta tierra. Los métodos para cometer todo tipo de fechorías son sofisticados.

Y, así como se fraguaron las “tomas” de Fresnillo en aquellos años de la revolución, de la forma en que se desarrollaron de acuerdo a los “ideales” según el discurso, abundan pormenores. Ninguno indica esclarecimiento y castigo.




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