Fresnillo bajo fuego

Carlos López Gámez.
Carlos López Gámez.

El uso del fuego está vinculado de manera consistente con los comienzos de la cultura humana en la prehistoria. De los cuatro elementos conocidos los griegos lo consideraban como el más noble de ellos porque purifica. Sin embargo en Fresnillo ha tenido otros efectos, porque ha destruido todo lo que a su paso se encuentra. … Leer más

El uso del fuego está vinculado de manera consistente con los comienzos de la cultura humana en la prehistoria. De los cuatro elementos conocidos los griegos lo consideraban como el más noble de ellos porque purifica.

Sin embargo en Fresnillo ha tenido otros efectos, porque ha destruido todo lo que a su paso se encuentra.

Los testimonios existentes que narran la presencia de las llamas en la historia de El Mineral no tan solo son recientes. El ejemplo más cercano fue el incendio  de varias oficinas de la presidencia municipal a fines del año pasado.

Se aprovechó una manifestación popular que clamaba justicia con relación a la muerte de una menor de edad. Un grupo de personas, extrañamente sin identificar, se infiltra en la manifestación para incendiar la antigua sede de los poderes municipales.

Por cierto, ninguna pesquisa ha esclarecido por completo el caso y estamos seguros que quedará impune como otros tantos hechos lamentables que han estado ocurriendo reiteradamente en esta antes tranquila población.

Los informes sobre incendios en El Mineral, correspondientes al siglo XX, empiezan con la incursión del revolucionario Luis Moya. Sus huestes prenden fuego al extemplo de la Concepción y a la Escuela para Niñas contigua. Una serie de acciones cometidas por sus seguidores dejaron destrucción y pérdida de vidas humanas en la población civil.

Los llamados revolucionarios regresaron a El Mineral para cometer inenarrables fechorías. Uno de estos hechos fue puntualmente registrado en los anales de la historia.

Relata el siniestro de la Casa Consistorial (sede de los poderes municipales), fueron  maderistas que tomaron a sangre y fuego esta ciudad en el mes de mayo de 1911.  En esto el fuego no purifica: destruyo todo a su paso. En la antigua casona que databa de 1737 las llamas consumieron por completo el edificio de dos niveles.

Desaparecieron bajo las llamas la Jefatura Política, el Salón de Sesiones, la Oficina del Telégrafo, el Archivo General del Partido de Fresnillo, los Juzgados de Letras, la Administración de Rentas, el juzgado del Registro Civil, la Tesorería Municipal, los almacenes de la Administración, el depósito de arma y la cuadra de la Policía Nocturna. El culpable del voraz siniestro fue Delfino Rosales.

Para el año de 1927 las oficinas de la Casa Consistorial se reinstalan en lo que fuera en 1568 el presidio, luego bodegas, mesón y casa particular. A finales del siglo XIX en la parte posterior se destina para la Acordada y en el segundo patio la cárcel distrital. Pues bien, este inmueble se reacondiciona para la presidencia municipal.

Sin embargo, en esta ocasión lo cristeros incursionan dos veces en esta ciudad y arremeten con violencia en contra de la sede de los poderes municipales y le prenden fuego. Se consume una vez más el archivo, se abren las puertas de la prisión y liberan a los internos. Esto ocurre en 1926 y en junio de 1927.

En diciembre de 1958 de nueva cuenta la presidencia municipal vuelve a ser objeto de acciones encaminadas a prenderle fuego. Un conflicto político provocó violentas manifestaciones que crecieron con rapidez.

La turba  asalto comercios, entre ellos una tienda de armas y se procedió de inmediato a atacar el edificio, destruyendo el jardín. Las puertas y ventanas de madera fueron quemadas, pero la intervención del general Anacleto López vino a pacificar a los acalorados manifestantes regresando  la calma a la comunidad, no sin antes desconocer a quienes habían ganado las elecciones de renovación del Ayuntamiento. En su lugar se designó un Consejo Municipal.

Otros incendios dejaron su huella en Fresnillo durante el siglo anterior. Las referencias sobre el particular citan lo ocurrido a la ferretera El Globo propiedad de ciudadanos alemanes. Se menciona también la desaparición del Hotel Colón al ser pasto de un incontenible incendio. Se le ubicaría en el lugar donde funcionó durante años el cine Plaza.

La fábrica de cal, propiedad de la empresa minera también fue destruida totalmente por el fuego. Se localizaba en un paraje que ocupa actualmente la colonia Minera. Esta unidad habitacional conserva la chimenea de la antigua fábrica. Colinda con la sala de funerales.

Esta fábrica era conocida como La Calera y en el año de 1952  el fuego la destruyó por completo. Miles de testigos presenciaron el suceso, incluso cuando el tanque que almacenaba combustible al caer de su estructura y explotar provocó que la onda calorífica  llegara a sentirse hasta las calles Gómez-Hidalgo.

Por cierto otros incendios también son parte de nuestra candente historia. Entre ellos el Club Deportivo Nacional. El siniestro que destruyó totalmente la dulcería La Leona del Sr. Armando Herrera. El Mercado de la Carne se quemó en los treintas y Los Agachados en los sesentas. Otros: el incendio de la Zapatería El Oso y el Seis de Enero.

 




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