Decreto 314

La rehabilitación del ágora fue suspendida en el 2018.
La rehabilitación del ágora fue suspendida en el 2018.

Como no se cumple el decreto 314. El patrimonio histórico del pueblo sigue destruyéndose, sigue de manera impune.

Desde el primer instante que la Legislatura del Estado hace del conocimiento de la opinión pública de la declaratoria de un Decreto que define y con los obligados linderos a la ciudad de Fresnillo como zona de monumentos, las reacciones y las contrareacciones brotaron de inmediato; provocaron sorpresas, dudas e infinidad de conceptos, así como divergentes o convergentes puntos de vista en todos los sectores.

En su momento, la publicación de lo que fue, sin discusión alguna, el primer decreto que la Legislatura en tiempos presentes emite para proteger y rescatar el llamado Patrimonio Histórico y Cultural de Fresnillo causó extrañeza por un lado y por el otro y sin lugar a dudas, un marcado escepticismo tanto por su incomprensible contendido como por la manera en que estuvo manipulada desde el principio.

Se hizo sentir en apasionadas y sentidas piezas discursivas en la sesión celebrada en el Teatro Echeverría con la presencia del gobernador Alejandro Tello como gobernador del Estado y del alcalde José Haro de la Torre, que con el multipublicitado decreto, los fresnillenses finalmente “contarían con un instrumento legal para rescatar, conservar y darle uso adecuado al patrimonio histórico y cultural de Fresnillo”.

Nada parecido había tenido en toda su historia del pueblo minero, referente a los bienes patrimoniales susodichos, aunque, eso sí, ya se hacía mención en las obligaciones constitucionales impresas en las ordenanzas, leyes orgánicas, gacetas o bandos de policía y buen gobierno de este municipio que para empezar, debidamente integradas y fielmente interpretadas son nada menos que “nuestra constitución política municipal”, aunque esta, históricamente: se acata, pero jamás se cumple.

El decreto 314 alusivo al tema se publicó en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado con fecha del 3 de marzo del 2018. Comprende la declaratoria de la Zona de Monumentos en Fresnillo. Esta consta de 42 fojas. Una relación independiente, pero más realista comprende tan solo unos 120 elementos.

Aquí cabe la reflexión: si no hemos sido capaces para conservar lo que aún permanece de pie, mucho menos podemos hacerlo con una cantidad mayor.

Los orígenes de la población se agregan al documento, con algunas comprensibles o entendibles acotaciones. Son temas de discusión y hasta de aclaración porque se aplicaron criterios personalistas fuera de contexto.

Los orígenes de la población se agregan al documento, con algunas comprensibles o entendibles acotaciones. Son temas de discusión o hasta de aclaración porque se aplicaron criterios personalistas fuera de contexto.

El contenido del documento se conoció a detalle meses después de su publicación e inicio de vigencia. En consecuencia “palo dado ni Dios lo quita”, pues aparecieron conceptos de lo más disparatado e inconcebible. Un ejemplo claro de las imposiciones orquestadas para proteger los intereses de otra índole.

En la página 28 donde se refiere a la Zona Núcleo “ubicaron” 842 espacios arquitectónicos, de ellos “261 cumplen con criterios para ser considerados elementos del patrimonio cultural”, es decir, el 31 por ciento.

Otros conceptos: del análisis del entorno urbano se localizaron 716 fachadas, de ellas el 23% representan la arquitectura vernácula; 10% de carácter relevante; 6% tradicional y el 3% de carácter monumental. De ellos nada se sabe para la obligada ubicación e inmediata intervención si se piensa cumplir el mando constitucional.

Para nosotros lo más importante, fundamental e imperativo insoslayable del decreto debía ser la real protección y rescate del patrimonio histórico cultural. Sin embargo, nada se ha hecho. Entonces, la propia autoridad que elaboró el decreto no le da cumplimento en lo absoluto a ninguno de los enunciados.

A manera de ejemplo unos cuantos: el Ágora José González Echeverría; el proyecto iniciado en el 2017 comprendió etapas que concluyeron formalmente en septiembre del 2018. A partir de esa fecha la obra está suspendida totalmente. Aunque se usan los espacios en proceso de rehabilitación de manera indebida.

El decreto en cuestión no tiene aplicación en la obra inconclusa del teatro Echeverría, cuya restauración apadrinada por el centro INAH Zacatecas al aprobar acciones aberrantes a la vista, según se aprecia en el ala poniente, acceso al foyer y tercer y cuarto nivel. Fue lo que dejó el entonces mandatario Miguel Alonso.

El mismo decreto no tiene aplicación en el rescate de Los Portales Lizaola que datan de mediados del siglo XVIII, edificio en donde hasta hace algunos años fue albergue de los ancianos.

El controversial documento tampoco ha servido para impedir la sistemática destrucción del panteón Santa Teresa. Como el decreto no se aplica, las autoridades municipales se dan a la tarea de exhumar restos humanos que fueron sepultados a mediados del siglo XIX. De paso destruyeron antiguas criptas y mausoleos. Los espacios son vendidos al mejor postor.

Como no se cumple el decreto 314. El patrimonio histórico del pueblo sigue destruyéndose, sigue de manera impune.




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